Edema Periférico: Definición, Causas, Síntomas, Tratamiento y Complicaciones

hinchazón de las piernas y brazos

Este es un problema común, especialmente entre las personas de 40 años o más.

La hinchazón de las piernas y brazos también es conocida como edema periférico.

Hay algunos tratamientos más comunes que las personas con edema de las piernas pueden utilizar para aliviar los síntomas; sin embargo, la lucha contra la causa de la inflamación dará lugar a mejores resultados.

El edema de las piernas puede ocurrir debido a problemas cardíacos. También puede ser provocado por una mala circulación periférica, o de la retención de líquidos como consecuencia de la enfermedad renal.

Quienes tienen una tendencia a levantarse o al sentarse todo el día o durante largos períodos de tiempo pueden sufrir de inflamación en las piernas.

Tipos

Para una mayor comprensión, demos un vistazo a los diferentes tipos de edema:

Edema periférico: afecta los tobillos, las piernas, las manos y los brazos. Los signos incluyen hinchazón y dificultad para mover una parte del cuerpo.

Edema pulmonar: el exceso de líquido se acumula en los pulmones, lo que dificulta la respiración. Esto puede ser resultado de una insuficiencia cardíaca congestiva o de una lesión pulmonar aguda.

Es una afección grave, puede ser una emergencia médica y puede provocar insuficiencia respiratoria y la muerte.

Edema cerebral: esto ocurre en el cerebro. Puede suceder por una variedad de razones, muchas de las cuales son potencialmente mortales.

Los síntomas incluyen dolor de cabeza, dolor de cuello o rigidez, pérdida parcial o total de la visión, cambios en la conciencia o estado mental, náuseas, vómitos y mareos.

Edema macular: esta es una complicación grave de la retinopatía diabética. La hinchazón se produce en la mácula, la parte del ojo que permite una visión central detallada. La persona puede notar cambios en su visión central y en cómo ven los colores.

El edema también puede ocurrir en otros lugares, pero los mencionados anteriormente son los más comunes. Puede indicar una de muchas condiciones de salud graves. Es importante consultar con un médico si le preocupa algún tipo de hinchazón.

Causas más comunes del edema periférico

Las personas mayores son más propensas a desarrollar hinchazón en las extremidades inferiores si se paran o se sientan demasiado tiempo en la misma posición, sin ningún movimiento.

Usted puede notar hinchazón y rigidez después de un largo vuelo o viaje en coche. También se puede notar marcas de calcetín cuando se quitas los calcetines después de un largo día.

En la mayoría de los casos, estos síntomas son normales y no hay nada de qué preocuparse, pero si su edema de picaduras no desaparece después de unas horas, consulte a su médico.

Otras causas del edema:

La insuficiencia cardíaca congestiva: es la causa más común de edema periférico grave. Se produce cuando el corazón no bombea suficiente sangre para mantenerla en movimiento a través del sistema circulatorio.

La insuficiencia venosa: se produce cuando las venas de las piernas se vuelven débiles y no son capaces de devolver la sangre al corazón rápidamente.

Otras enfermedades graves de los pulmones, el hígado, el riñón, y tiroides, también pueden causar retención de líquidos que conduce a edema periférico.

Algunos antidepresivos y medicamentos para la presión arterial también pueden causar edema. Si usted está tomando cualquiera de estos medicamentos y usted tiene edema, hable con su médico acerca de ello.

Síntomas del edema periférico

Los síntomas dependen de la causa subyacente, pero la hinchazón, la opresión y el dolor son comunes.

Una persona con edema periférico puede notar:

  • Piel hinchada, estirada y brillante.
  • Piel que retiene un hoyuelo después de ser presionada por unos segundos.
  • Hinchazón de los tobillos, pies y piernas.
  • Dolor en partes del cuerpo y articulaciones rígidas.
  • Ganancia o pérdida de peso.
  • Venas más gruesas en las piernas.
  • Mayor pulso y presión arterial.
  • Dolor de cabeza.
  • Cambios en los hábitos intestinales.
  • Náuseas y vómitos.
  • Confusión y letargo.
  • Anomalías visuales.

Tratamiento del edema periférico

El tratamiento más efectivo para los pies y los tobillos hinchados es la elevación y el ejercicio. Si está atado a un trabajo de escritorio, levantarse y caminar cada hora durante 5 minutos para activar la circulación en las piernas.

Elevar las piernas, preferiblemente por encima del nivel de la cadera para obtener los mejores resultados, mientras se relaja en su casa. Mejora la circulación sanguínea que puede ser restringida debido a un edema.

Si sus pies y tobillos se hinchan durante el embarazo, mantener las piernas elevadas y recostarse de lado, en lugar de la espalda.

Usar medias de compresión mientras está de pie durante largos períodos de tiempo para reducir la hinchazón en las piernas. Estas medias aplican presión a las piernas, estimulan la circulación y ayudan prevenir la inflamación asociada con edema.

Trate de ir a una terapia de masaje para tratar el edema, y así estimular el flujo de sangre por todo el cuerpo y mejorar la circulación. Esto ayuda a reducir la inflamación en el tobillo y el pie.

Tratamiento natural

Muchas personas que padecen edema periférico han presentado alivio con el uso de la raíz de diente de león. El consumo de alimentos ricos en potasio también ayudan a equilibrar la ingesta de sal y reducir la hinchazón.

Otras hierbas populares que son útiles para quienes sufren de edema periférico son el ginkgo biloba, castaño de indias, y buchu.

El gingko biloba reduce el dolor asociado con edema; el castaño de indias mejora la capacidad de las venas para bombear la sangre; y el buchu reduce la retención de agua.

También puede considerar el uso de Capisette, un remedio natural para la retención de líquidos. Es una alternativa eficaz a los diuréticos recetados.

Este suplemento contiene hierbas naturales tales como extractos de semillas de uva, el castaño de indias, y potasio.

Complicaciones

El edema no tratado puede llevar a:

  • Inflamación dolorosa, con dolor que empeora.
  • Rigidez y dificultad para caminar.
  • Piel estirada y que pica.
  • Infección en el área de hinchazón.
  • Cicatrización entre las capas de tejido.
  • Mala circulación sanguínea.
  • Pérdida de elasticidad en arterias, venas y articulaciones.
  • Úlceras en la piel.

Cualquier enfermedad o afección subyacente necesita tratamiento para evitar que se vuelva más grave.