Simbiosis: Definición, Tipos y Maneras en que los Organismos Viven Simbióticamente

cuales son los ejemplos de simbiosis

Se puede definir como la convivencia o la asociación intima de dos o más organismos diferentes.

En esta estrecha asociación entre dos organismos diferentes, al menos un organismo se beneficia.

De hecho, la mayoría de los animales y las plantas viven simbióticamente con microorganismos.

Los ejemplos incluyen la colonización bacteriana de la piel y el tracto digestivo de los animales y las raíces de las plantas.

Para el microorganismo, los beneficios de la asociación pueden ser un entorno de protección estable proporcionado por el huésped. Las bacterias también pueden obtener nutrientes del huésped.

Por otro lado, los simbiontes pueden «proteger» al huésped al dificultar la colonización de bacterias patógenas.

Algunos simbiontes proveen al huésped con nutrientes que el anfitrión no puede sintetizar ni obtener de sus alimentos.

Diferentes tipos de simbiosis

Los organismos interactúan entre sí en una variedad de formas.

Estas interacciones pueden ser cooperativas, antagónicas, defensivas, recíprocas, dañinas, comunitarias, oportunistas, beneficiosas o neutrales.

Las simbiosis representa las relaciones que las diferentes especies de organismos tienen entre sí.

Las comunidades consisten en muchas poblaciones diferentes de especies que ocupan el mismo nicho y que pueden interactuar de una forma u otra.

Si bien las relaciones simbióticas pueden involucrar a más de dos organismos, usualmente solo se consideran dos organismos para simplificar la explicación.

En todas estas relaciones, al menos una parte se beneficia, es lo que le sucede a la otra parte lo que hace las cosas más interesantes.

La definición original de simbiosis, no incluía un juicio sobre si los socios se benefician o se perjudican entre sí.

Actualmente, la mayoría de las personas usa el término simbiosis para describir las interacciones entre el simbionte y el anfitrión del cual ambos socios se benefician, esto también se llama mutualismo.

Si hay un efecto negativo en una de las parejas, se llama simbiosis parásita y si no hay ningún efecto beneficioso o negativo es un comensalismo.

En el caso de la bacteria Pseudomonas aeruginosa por ejemplo.

Esta bacteria se puede encontrar en la piel de los humanos y no causar enfermedades, quizás se podría llamar comensalismo, pero si la persona tiene una quemadura severa, la Pseudomonas aeruginosa puede causar una infección y convertirse en un patógeno (un término medicinal para el parasitismo).

Si una asociación es un mutualismo, comensalismo o parasitismo depende de las «fortalezas» relativas de los socios y el equilibrio de poder puede cambiar con el tiempo.

Según los estudios actuales, una molécula producida naturalmente por bacterias intestinales simbióticas podría ofrecer un nuevo tipo de tratamiento para la enfermedad inflamatoria del intestino.

Los 100 trillones de bacterias que ocupan el intestino humano han evolucionado junto con el sistema digestivo e inmunitario humano durante millones de años.

Mutualismo

En una relación mutualista, todas las partes se benefician.

Un caso de mutualismo, lo representa un tipo de flora intestinal que vive en el estómago de los seres humanos.

Reciben alimento, pero también ayudan a digerir la comida adecuadamente.

Es sorprendente cuando se considera que el cuerpo humano contiene billones de células que no son humanas sino microbianas.

Al igual que las células humanas, estos microorganismos tienen genes que instruyen su actividad celular.

Esta comunidad microbiana masiva que habita el cuerpo humano y su colección de genes se llama microbioma humano.

Mientras que el microbioma humano se compone principalmente de bacterias, también incluye numerosos y diversos organismos unicelulares llamados arqueas, también hongos e incluso virus.

Dondequiera que el cuerpo humano esté expuesto al mundo exterior residen las comunidades microbianas.

La piel, las fosas nasales, la boca, los intestinos, el colon y el tracto urogenital son varias áreas del cuerpo donde normalmente se instalan estos microorganismos.

Desde un punto de vista biológico, un ecosistema diverso es generalmente más resistente.

Y, las personas con poblaciones bacterianas grandes y diversas en sus tractos digestivos tienden a ser menos propensas a la obesidad, los problemas inmunes y otros problemas de salud que aquellas personas con una diversidad microbiana disminuida.

Las bacterias beneficiosas ayudan a extraer los nutrientes de los alimentos que se consumen a medida que se alimentan de carbohidratos complejos que el organismo no puede digerir.

Los productos finales, resultantes de la digestión ayudan a alimentar las células que recubren la pared intestinal y ayudan al cuerpo a absorber minerales como; el calcio, el magnesio y el hierro.

Los microorganismos en el intestino también ayudan en la elaboración de algunas vitaminas que incluyen la vitamina K, la vitamina B12 y la biotina.

Las especies bacterianas se mantienen notablemente iguales con el tiempo, las condiciones ambientales como el estrés, las drogas, la cirugía gastrointestinal, las infecciones y los agentes tóxicos pueden alterar este equilibrio microbiano.

La causa más común de disbiosis que es el desequilibrio de bacterias en el microbioma, son los antibióticos.

Una dieta saludable incluye carbohidratos complejos (vegetales y frutas) además de carne magra y las principales grasas insaturadas.

Pero, si desea garantizar un microbioma robusto, asegúrese de comer muchos alimentos que contengan prebióticos.

Estas fibras no digeribles nutren a las bacterias beneficiosas y se pueden encontrar en una cantidad de vegetales, frutas, granos y raíces.

Buenas fuentes de prebióticos incluyen las alcachofas, los espárragos, los plátanos, las bayas, las zanahorias, el ajo, la jícama, los puerros, las legumbres, la cebolla, los rábanos y los tomates.

Parasitismo

En el parasitismo, un organismo se beneficia mientras uno es dañado. En una relación parásita, una de las partes paga un precio mientras que una obtiene todos los beneficios.

Los parásitos pueden residir en un organismo huésped y, como tales, pueden clasificarse en dos categorías: los ectoparásitos y los endoparásitos.

Los ectoparásitos, como su nombre lo indica, se encuentran fuera del huésped, en la piel, como las pulgas, los piojos, las garrapatas. Por el contrario, los endoparásitos se encuentran dentro del huésped, como las tenias.

Una característica de este tipo de asociación es que un organismo suele ser más pequeño que el otro. El más pequeño en este caso es el parásito, y el más grande es el anfitrión.

El más pequeño se beneficia, y el más grande sufre. Los parásitos, ya sean ectoparásitos o endoparásitos, pueden tener huéspedes intermediarios.

Estos intermedios no necesariamente enfrentan ninguna consecuencia negativa. Los parásitos suelen utilizar los vectores para pasar del punto A al punto B. Como resultado, estas relaciones pueden ser algo complejas.

Un caso típico para demostrar es el éxito del virus de la malaria, debido a una relación simbiótica compleja exitosa. La malaria es transmitida por los mosquitos Anopheles.

Estos mosquitos no contraen la infección, pero el huésped al que los transfieren (un humano) la atrapa y se ve afectado negativamente.

El mosquito, en este caso solo hembras, ya que los machos no se alimentan de sangre, normalmente chupa la sangre de un humano.

El mosquito portador del virus inadvertidamente deposita el parásito en el torrente sanguíneo. Y allí se desarrolla el virus infectando al huésped.

Ectoparásitos en humanos

Existen una variedad de ectoparásitos en humanos, que afectan diversas partes del cuerpo y provocan enfermedades:

  • El chinche o cimicidae, puede atacar en cualquier lugar del cuerpo y produce irritación en la piel.
  • Los piojos de la cabeza, permanecen en el cuero cabelludo, provocando la pediculosis capitis.
  • Piojo del cuerpo o Pediculus humanus, puede albergarse en cualquier parte del cuerpo y provoca una pediculosis.
  • Piojo de cangrejo o Pthirus pubis, se ubica en el área púbica dando lugar a la Pediculosis pubis.
  • Demodex, se alberga en cejas y pestañas y provoca la demodicosis.
  • Scabies o Sarcoptes scabiei, puede atacar cualquier parte de la piel y produce una erupción cutánea con picazón.
  • Pulga humana o Pulex irritans también puede albergarse en cualquier lugar de la piel y provoca picazón e inflamación

Un ejemplo común de parasitismo con humanos son las infecciones con malaria provocadas por los mosquitos. Los mosquitos dependen de los humanos para comer. Beben sangre humana para ayudar a cuidar sus huevos.

Cuando el mosquito está chupando la sangre del humano a través del aparato bucal largo de succión, la saliva del mosquito ingresa directamente en el torrente sanguíneo del humano.

Esa saliva infecta de microorganismos al cuerpo humano y puede causar muchas enfermedades diferentes, como la malaria, la fiebre amarilla, la filariasis, la elefantiasis y el gusano del corazón.

Esta relación entre el humano y el mosquito se consideraría parasitismo porque el ser humano (huésped) se ve afectado negativamente y el mosquito (parásito) se beneficia de la relación.

El mosquito obtiene alimento pero, por otro lado, el humano se enferma y puede hasta morir.

Endoparasites en humanos

Hay una gran variedad de ectoparásitos que viven en los humanos, y que afectan varias partes del cuerpo y provocan enfermedades como:

  • Acanthamoeba: encefalitis amebiana granulomatosa.
  • Balamuthia mandrillaris: encefalitis amebiana granulomatosa.
  • Babesia: babesiosis.
  • Balantidium coli: balantidiasis.
  • Blastocystis: blastocistosis
  • Cryptosporidium: criptosporidiosis.
  • Dientamoeba fragilis: dientamoebiasis.
  • Entamoeba histolytica: amebiasis.
  • Giardia lamblia: giardiasis.
  • Isospora belli: isosporiasis.
  • Leishmania: leishmaniasis.
  • Naegleria fowleri: meningoencefalitis amebiana primaria.
  • Plasmodium falciparum: malaria.
  • Rhinosporidium seeberi: rhinosporidiosis.
  • Sarcocystis: sarcosporidiosis.
  • Toxoplasma gondii: toxoplasmosis.
  • Trichomonas vaginalis: trichomoniasis.
  • Trypanosoma brucei: tripanosomiasis africana o enfermedad del sueño.
  • Trypanosoma cruzi: la enfermedad de Chagas.
  • Diphyllobothrium: diphyllobothriasis.
  • Echinococcus granulosus: enfermedad hidatídica.
  • Spirometra erinaceieuropaei: esparganosis.
  • Taenia saginata: taeniasis.
  • Taenia solium: cisticercosis.
  • Fasciola hepática: fascioliasis.
  • Metagonimus yokagawai: metagonimiasis.
  • Schistosoma: esquistosomiasis.
  • Picazón del nadador o dermatitis por cercaría: schistosomatidae.
  • Paragonimus westermani: paragonimiasis.
  • Ancylostoma duodenale (anquilostomiasis): anquilostomiasis.
  • Enterobius (lombriz intestinal): enterobiasis.
  • Thelazia callipaeda: thelaziasis.
  • Trichinella spiralis: triquinosis.
  • Trichuris trichiura: trichuriasis.

Comensalismo

En el comensalismo, un organismo se beneficia mientras que el otro organismo no se ve afectado.

En una relación de comensalismo, sin embargo, una de las partes se beneficia mientras la otra parte no obtiene beneficios pero tampoco paga ningún precio.

El término «comensal» se deriva de una palabra latina mensa, que significa «mesa». Los organismos comensales comparten su comida de una mesa común.

En el caso de los comensales humanos, el anfitrión humano es la mesa.

Mientras están en el útero, los humanos viven en un ambiente estéril, protegidos por la placenta y el saco amniótico.

Después del nacimiento, los humanos están expuestos a una variedad de nuevos organismos.

Si estos organismos se encuentran en un nicho ecológico adecuado, ya sea en las partes internas o externas del cuerpo humano, se multiplicarán y formarán comunidades complejas, o colonias, con su huésped.

Formarán relaciones duraderas, estables e interdependientes con otros organismos en el mismo lugar y con el ser humano que los alberga.

Dado que el beneficio para una u otra especie puede ser sutil y difícil de identificar, a menudo es difícil distinguir entre el comensalismo verdadero y el mutualismo.

Los humanos ciertamente obtienen un beneficio considerable de muchos organismos residentes.

Los científicos estiman que el cuerpo humano tiene alrededor de 7.5 x10 13 células.

Muchas de estas células no son de origen humano, sino que representan organismos microscópicos comensales y mutuales.

Desde el momento del nacimiento y durante toda nuestra vida, los humanos comparten sus cuerpos con una sorprendente variedad de organismos microscópicos.

Los ácaros del polvo eliminan la piel muerta, las amebas viven en sus dientes y eliminan las partículas de comida.

Por ejemplo, los ácaros microscópicos que viven en las cejas, comiendo las células muertas de la piel que se desprenden, reciben comida, pero no afectan al huésped.

Una amplia variedad de microorganismos interactúa con los humanos, aprovechando varios microambientes.

Ciertas partes del cuerpo, como los órganos sólidos, la sangre, el líquido cefalorraquídeo y la orina, normalmente son estériles.

Sin embargo, se pueden encontrar poblaciones microbianas establecidas en la piel y en el tracto respiratorio inferior, la boca y el intestino inferior.

A lo largo de la vida, estos organismos residentes varían en tipo y número, y las personas pueden tener diferencias significativas en sus poblaciones residentes.

Si por alguna razón los comensales obtienen acceso a sitios corporales inapropiados, pueden provocar infecciones.

Conclusiones

La simbiosis juega un papel medular en la creación de formas de vida diversas, interesantes y complejas.

Las especies viven juntas, comparten recursos y, ocasionalmente, se ayudan mutuamente, esto es simbiosis.

El ayudarse mutuamente es de lo que se tratan las relaciones simbióticas, específicamente las relaciones de mutualismo.

En algunas ocasiones, una especie se ayuda a sí misma a expensas de la otra.

Y a esto se le denomina parasitismo, sin embargo, a veces encontramos una especie que se ayuda a sí misma, y al otro organismo involucrado no le afecta en lo absoluto.

De hecho, en algunos casos, el organismo ni siquiera lo nota, esto es un comensalismo.

Claramente, la interacción de las especies, fundamentalmente las relaciones simbióticas, es crucial para la diversidad procariota y eucariotax.