Es un procedimiento dental que consiste en extraer todo el tejido de la pulpa desde la corona hasta la raíz del diente para tratar la infección y evitar la pérdida de dientes.
Esto generalmente involucra los dientes primarios de pacientes pediátricos y se considera parte del tratamiento endodóntico. Algunos dentistas se refieren a este procedimiento como terapia parcial del conducto radicular.
La pulpa, que se encuentra en el centro del diente, está formada por odontoblastos (células que producen dentina y tejido conjuntivo) y una red de nervios y vasos sanguíneos.
Además de ser la fuente de la dentina, la pulpa también es responsable de suministrar nutrientes a las partes circundantes y sirve como fuente de percepción del dolor en casos de trauma, enfermedad o presión en la dentina. Cuando la pulpa se infecta o lesiona, puede causar una gran cantidad de dolor y trauma al paciente.
La pulpectomía no debe confundirse con la pulpotomía, que implica la extracción de una parte de la pulpa para detener la diseminación de la caries dental. La pulpectomía se realiza cuando el tejido de la pulpa se ha dañado irreversiblemente o ha sufrido necrosis (muerte del tejido) debido a caries o traumatismos dentales extremos.
¿Quién debe someterse y cuales son los resultados esperados?
La pulpectomía se realiza típicamente en niños diagnosticados con pulpitis que presentan necrosis tisular o muerte. Pulpitis es el término médico que se refiere a la inflamación de la pulpa debido a una infección bacteriana secundaria a caries dental.
Esta condición se caracteriza por dolor palpitante y sensibilidad extrema a temperaturas frías o calientes. El procedimiento está particularmente indicado para aquellos con formación de abscesos periapicales o cuando el pus ya está presente.
El daño a la pulpa puede deberse a varios factores, incluidos los empastes dentales grandes que no pueden proporcionar suficiente protección contra las bacterias y lesiones en la cara que dañan la pulpa.
La pulpectomía en los dientes temporales tiene una alta tasa de éxito en la prevención de la propagación de la infección bacteriana y la necrosis en los dientes cercanos. Se logra evitar la pérdida de dientes y se proporciona alivio inmediato del dolor.
Es una práctica estándar que los pacientes tomen algunos analgésicos después del procedimiento para disminuir su malestar. Después del procedimiento inicial, los pacientes tienen programadas varias citas de seguimiento para llenar los canales y fomentar el desarrollo normal de los dientes.
Los dentistas siguen protocolos estrictos para asegurarse de que haya espacio suficiente para los dientes permanentes cuando entran en erupción más adelante.
¿Cómo se realiza el procedimiento?
Varios días antes de que se realice la pulpectomía, se prescriben medicamentos antibióticos al paciente para tratar la infección bacteriana, especialmente en casos donde el absceso ya se ha presentado.
El procedimiento comienza con la aplicación de anestesia tópica para reducir la incomodidad del paciente. Luego, el odontólogo hace un agujero en el diente para acceder y extraer la pulpa infectada usando broches, un tipo de instrumento dental con púas. El nervio dentro de la pulpa también se perfora.
El dentista típicamente usaría herramientas de diferentes tamaños para asegurarse de que todos los desechos, así como todos los tejidos infectados, se eliminen antes de irrigar el conducto con una solución de hipoclorito de sodio o una mezcla de hipoclorito de sodio con modificadores de superficie.
Después del riego, el conducto radicular y la cámara de pulpa se llenan con un material inerte y no reabsorbible. El diente se tapa con una corona, que se puede unir temporalmente a la estructura subyacente con cemento dental.
Posibles riesgos y complicaciones
La pulpectomía es un procedimiento muy sencillo con bajo riesgo de complicaciones graves. Sin embargo, hay casos que resultan en lo siguiente:
Reacciones adversas a la anestesia aplicada: la aplicación de anestésicos locales puede adormecer los labios, la lengua y otros tejidos cercanos, pero esto generalmente se resuelve por sí solo unas horas después del procedimiento.
Sin embargo, hay casos excepcionales en los que el paciente desarrolla reacciones adversas a la anestesia aplicada. Por lo tanto, a los padres generalmente se les pregunta si su hijo es alérgico a alguna sustancia antes de realizar el procedimiento.
El diente afectado puede sufrir una fractura y romperse durante el procedimiento, causando un mayor daño que puede conducir a la pérdida de los dientes.
Sangrado excesivo: esta es una posibilidad especialmente para pacientes con afecciones médicas preexistentes.
Infección del sitio de tratamiento: esto también puede ocurrir y puede provocar inflamación y más dolor para el paciente.
Algunas soluciones de irrigación pueden afectar inadvertidamente el tejido circundante, lo que provoca dolor y edema.
Dolor: si el dentista no logra eliminar todo el tejido necrótico, existe la posibilidad de recurrencia del dolor y la propagación de la infección a las partes cercanas.
Decoloración de los dientes: este es un resultado común de este procedimiento y se debe a la tinción de los materiales de relleno y el cemento utilizado.