Son tumefacciones regulares, indoloras y benignas, que pueden ser únicas o múltiples, localizadas en el área superior y posterior y son de origen desconocido.
La mayoría de los quistes testiculares son patologías benignas pero que necesitan un diagnóstico diferencial con respecto a los tumores cancerosos.
Esta es una lesión rellena de agua y rodeada de un tejido que impide que salga la misma, pero con capacidad de involucionar y desaparecer.
Pueden tener un tamaño considerable, e inclusive alcanzar tamaños superiores que los del propio testículo.
Causas
El epidídimio es una estructura tubular y enroscada que está ubicada detrás de los testículos. Cuando este se llena de líquido, se denomina quiste epididimal.
Se desconocen las causas por las que se desarrollan los quistes epididimales, pero usualmente se desarrollan como consecuencia de la acumulación de esperma o algún otro fluidos en la parte superior del epidídimo.
Síntomas
El quiste epididimal, por ser asintomático generalmente se descubre a través de una exploración de rutina y, otras veces, pueden manifestarse por dolor en el escroto, leve pero continuo.
Cuando se presentan casos de complicaciones como hemorragia o torsión, donde se manifiesta un cuadro de dolor agudo equiparable con la torsión de testículos.
Puede presentarse un aumento del volumen del escroto, que produce la sensación de tener dentro una bola, acompañada generalmente por una molestia local.
Diagnóstico
Se realiza un examen físico para palpar el tamaño y la posición del quiste dentro de los testículos, pudiendo verificar si existe hinchazón y sensibilidad y determinar si la masa está llena de líquido o de un tejido más sólido.
La mayoría de los quistes testiculares se diagnostican durante un examen físico, pero para confirmar el diagnóstico, se deben realizar otras pruebas.
Las pruebas pueden incluir:
- Ultrasonido o ecografía, que presenta una imagen de sus testículos, escroto y abdomen.
- Pruebas de sangre en la que se estudian la presencia de células tumorales, infecciones u otros signos.
- Exámenes histológicos a través de una extracción y análisis de tejidos, que mostrará la naturaleza del quiste para diferenciarla de la presencia de un tumor canceroso.
- Examen de ETS por serología, los diagnósticos de VIH, Hepatitis B, Sífilis y por medio del cultivo de exudado uretral o vaginal los diagnósticos de Gonorrea, Ureaplasma, Clamideas y Tricomonas.
Aunque el quiste de epidídimo no presenta riesgo alguno, es necesario realizar el correcto diagnóstico diferencial que corrobora la presencia de una lesión anecóica de contenido completamente líquido, de naturaleza benigna.
El diagnóstico tiene que ser realizado primordialmente con respecto a los quistes tumores y espermatoceles.
Los espermatoceles, por lo general aparecen después de la etapa de pubertad, y son macroscópica y ecográficamente similares a los quistes de epidídimo.
No obstante, mediante la punción y aspiración se logra obtener un líquido cremoso y lechoso, con espermatozoides dentro.
Los tumores sólidos como leiomiomas, neurofibromas, mesoteliomas y otros sarcomas, ecográfica y clínicamente se parecen a los quistes de epidídimo.
Tratamiento
Generalmente cuando los quistes de epidídimo son de tamaño reducido, la conducta del tratamiento es observacional y no necesitan operación. Puede tratarse con analgésicos y terapia física.
En los casos en que los quistes sean muy voluminosos y se vuelven dolorosos como consecuencia de la isquemia por torsión, se recomienda la excéresis.
Cuando se realiza una excéresis, se utiliza una sedación intravenosa, se hace una incisión en la piel del testículo, en el área donde se palpa el quiste y se abre el escroto. Una vez identificado el quiste es separado cuidadosamente del epidídimio y se cauterizan todos los vasos vecinos.
El quiste es reservado para su posterior estudio de patología y se cierra la piel del escroto con puntos. Se complementa con un tratamiento con antibióticos para prevenir la infección.
Otro tratamiento utilizado es la punción y aspiración con excelentes resultados. Normalmente esta es una prueba diagnóstica que consiste en la extracción de una muestra total o parcial de tejido para ser examinada al microscopio por un patólogo.
En pocos casos se realiza la epididimectomía parcial, o recesión del epidídimo enfermo, la anestesia es local, sobretodo en los casos de torsión acompañados por la necrosis parcial del epidídimo.
La mayoría de los quistes del epidídimo no requieren de un tratamiento porque con el paso del tiempo, en unos pocos meses, finalmente desaparecen.
Entonces si el quiste causa un dolor persistente, el manejo de este problema es quirúrgico y relativamente sencillo, con una rápida recuperación.