Sepsis: Causas, Complicaciones, Factores de Riesgo, Síntomas, Diagnóstico, Pronóstico y Tratamiento

que es la sepsis neonatal

Es una afección inflamatoria sistémica que se produce como una complicación de una infección y en casos graves puede estar asociada con una disfunción orgánica aguda y potencialmente mortal.

En todo el mundo, la sepsis ha sido durante mucho tiempo una causa común de enfermedad y mortalidad en hospitales, unidades de cuidados intensivos y departamentos de emergencia.

A principios del siglo XXI, sin embargo, su incidencia aumentó, en parte debido al crecimiento de las poblaciones ancianas, que son las más susceptibles a la infección.

Pero también a factores como el aumento de la esperanza de vida para personas con trastornos de inmunodeficiencia como el SIDA, mayor incidencia de resistencia a los antibióticos y mayor uso de quimioterapia anti cancerígena e inmunosupresores utilizado para el trasplante de órganos.

La sepsis es una respuesta grave en todo el cuerpo a la bacteriemia u otra infección más el mal funcionamiento o falla de un sistema esencial en el cuerpo.

El shock séptico es una presión arterial baja que pone en peligro la vida y falla orgánica debido a la sepsis. Generalmente, la respuesta del cuerpo a la infección se limita al área específica infectada.

Pero en la sepsis, la respuesta a la infección ocurre en todo el cuerpo, llamada respuesta sistémica.

Esta respuesta incluye una temperatura anormalmente alta (fiebre) o baja temperatura (hipotermia) más uno o más de los siguientes:

  • Frecuencia cardíaca rápida.
  • Frecuencia respiratoria rápida.
  • Un conteo anormal de leucocitos.

Aunque muchas infecciones causan tales síntomas en todo el cuerpo, en la sepsis los órganos comienzan a funcionar mal y el flujo sanguíneo se vuelve inadecuado para las partes del cuerpo.

Cuando un shock séptico es diagnosticado la presión arterial permanece muy baja a pesar de la administración de un tratamiento intensivo por vía intravenosa líquidos.

Causas

Cualquiera puede contraer sepsis, aunque algunas personas son más propensas a contraerla, como las personas que sufren de quemaduras o heridas severas, personas con sistemas inmunitarios debilitados, bebés, niños muy pequeños, ancianos o personas con enfermedades crónicas.

Cuando el organismo adquiere una infección, son liberadas sustancias químicas a través del flujo sanguíneo para combatir la infección.

A veces, sin embargo, el cuerpo crea una respuesta abrumadora a una infección, y los productos químicos liberados en el torrente sanguíneo pueden causar inflamación en todo el cuerpo.

Esta reacción se llama sepsis. La inflamación puede causar coágulos de sangre y vasos sanguíneos con fugas.

El flujo sanguíneo deficiente puede causar daños en sistemas de órganos múltiples e incluso puede causar que fallen.

Cualquier tipo de infección como bacteriana, viral o fúngica, puede provocar sepsis, las variedades más comunes incluyen neumonía, infección abdominal como la diverticulitis, la apendicitis o las infecciones de la vesícula biliar, las infecciones del tracto urinario y del riñón y las infecciones primarias del torrente sanguíneo (bacteriemia).

La sepsis puede progresar a shock séptico. El choque séptico se produce cuando la presión arterial desciende peligrosamente, debilitando el corazón.

Las personas muy viejas, las muy jóvenes y las personas con sistemas inmunes debilitados son más susceptibles al shock séptico.

La sepsis ocurre cuando las toxinas producidas por ciertas bacterias hacen que las células en el cuerpo liberen sustancias que desencadenan la inflamación.

Aunque las citocinas ayudan al sistema inmunitario a combatir las infecciones, pueden tener efectos nocivos:

  1. Pueden hacer que los vasos sanguíneos se ensanchen (dilaten), disminuyendo la presión sanguínea.
  2. Pueden hacer que la sangre se coagule en pequeños vasos sanguíneos dentro de los órganos.

A menudo, la sepsis es debida a infecciones intrahospitalarias, a pesar de que es un ambiente del que se espera casi una absoluta asepsia.

Hongos, como la Candida, raramente llegan a causar sepsis.

Los pulmones, el abdomen o el tracto urinario son las áreas donde generalmente se inician las infecciones que conducen a una sepsis.

Sin embargo, algunas veces las bacterias se diseminan al torrente sanguíneo (una afección llamada bacteriemia).

La sepsis suele desarrollarse cuando la infestación inicial involucra un absceso, esta situación aumenta el riesgo de una bacteriemia y una sepsis.

En ocasiones, la sepsis como en el síndrome de shock tóxico, se produce por toxinas que son fabricadas por las bacterias y que son liberadas al flujo sanguíneo.

Complicaciones de la sepsis

La sepsis provoca la disminución de la presión arterial y la formación de coágulos pequeños que provocan una serie de complicaciones peligrosas:

  • Se presenta una disminución del flujo sanguíneo a los órganos vitales como el cerebro, el corazón, los pulmones y los riñones.
  • El corazón para compensar esta deficiencia, aumenta la frecuencia cardíaca y por ende la cantidad de sangre que bombea. Y, las toxinas bacterianas conjuntamente con el incremento en el trabajo de bombeo logran debilitar el corazón. Como resultado, los órganos vitales reciben menos sangre.
  • Si los tejidos no reciben sangre suficiente, liberan ácido láctico (un producto de desecho) en exceso, que pasa al flujo sanguíneo, lo que provoca un aumento en el nivel de acidez de la sangre.

Todos estos efectos dan como resultado un círculo vicioso de mal funcionamiento del órgano que empeora:

  • Los riñones excretan poca o nada de orina y los productos de desecho metabólicos (como el nitrógeno ureico) se acumulan en la sangre.
  • En las paredes de los vasos sanguíneos se pueden presentar fugas, lo que provoca que el líquido se escape desde el torrente sanguíneo hasta los tejidos y provoque hinchazón.
  • La función pulmonar empeora porque los vasos sanguíneos en los pulmones tienen fugas de líquido, que se acumulan, dificultando la respiración.

En la medida en que los microscópicos coágulos de sangre se forman, se consumen las proteínas que están presentes en la sangre que forman los coágulos (denominadas factores de coagulación).

Por lo que luego, puede ocurrir un sangrado excesivo.

Factores de riesgo de la sepsis

El riesgo de presentar una sepsis se incrementa en aquellas personas que padecen afecciones que disminuyen su capacidad para el combate de infecciones graves. Estas condiciones incluyen lo siguiente:

  • Ser un recién nacido.
  • Ser paciente geriátrico.
  • Estar embarazada.
  • Tener ciertos trastornos crónicos, como diabetes o cirrosis hepática.
  • Tener un sistema inmune debilitado debido al uso de medicamentos que inhiben el sistema inmunitario como los medicamentos de quimioterapia o los corticosteroides o debido a ciertos trastornos como cáncer, SIDA y trastornos inmunes.

Además de estos factores de riesgo las personas afectadas por enfermedades crónicas como la diabetes mellitus también son muy susceptibles a la sepsis.

Otros factores de riesgo incluyen la hospitalización y la introducción de dispositivos médicos como, instrumentos quirúrgicos en el cuerpo.

Síntomas

Los primeros síntomas de la sepsis incluyen aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la frecuencia respiratoria, sospecha o confirmación de infección y aumento o disminución de la temperatura corporal, es decir, más de 38,5 °C o menos de 35 °C.

El diagnóstico de la sepsis está fundamentado en la concurrencia de al menos dos de los síntomas.

Sin embargo, en muchos casos, la afección no se diagnostica hasta que ha progresado a sepsis grave, que se caracteriza por síntomas de disfunción de órganos, que incluyen latidos cardíacos irregulares, dificultad para respirar, confusión, mareos, disminución de la producción urinaria y decoloración de la piel.

La condición entonces puede progresar a shock séptico, que se produce cuando los síntomas anteriores se acompañan de una marcada disminución de la presión arterial.

La sepsis grave y el shock séptico también pueden implicar la falla de dos o más sistemas orgánicos, en cuyo punto la afección puede describirse como síndrome de disfunción orgánica múltiple.

La condición puede progresar a través de estas etapas en cuestión de horas, días o semanas, dependiendo del tratamiento y otros factores.

El riesgo también aumenta en las personas que tienen más probabilidades de tener bacterias que ingresen al torrente sanguíneo.

Estas personas incluyen a aquellos que tienen un dispositivo médico insertado en el cuerpo, como un catéter insertado en una vena o el tracto urinario, tubos de drenaje o tubos de respiración.

Cuando se insertan dispositivos médicos, pueden estar contaminados con bacterias y estas ingresan al organismo provocando una infección.

Las bacterias también se pueden acumular en la superficie de estos dispositivos, lo que hace más probable la presencia de una infección y de una sepsis.

Cuanto más tiempo se deja el dispositivo en su lugar, mayor es el riesgo.

Otras afecciones también aumentan el riesgo de sepsis:

  • Inyectar drogas recreativas: las agujas utilizadas para administrar las drogas rara vez son estériles. Una inyección puede provocar diversos grados de bacteriemia. Las personas que usan estas drogas también presentan el riesgo de sufrir de trastornos que pueden provocar un debilitamiento del sistema inmunitario con enfermedades como SIDA.
  • Poseer una articulación artificial como una prótesis o una válvula cardíaca: concurren ciertas anomalías que provocan que las bacterias proliferen, logren alojarse y acumularse en estas estructuras. Las bacterias pueden liberar toxinas periódicamente en el torrente sanguíneo.
  • Presentar una infección resistente aun cuando se este administrando un tratamiento con medicamentos como antibióticos: ciertas bacterias que provocan infecciones presentan resistencia a los antibióticos. Los antibióticos no pueden erradicarlos, por lo tanto, la infección se mantiene a pesar de la administarcion de estos medicamentos y puede provocar una sepsis.

A medida que la sepsis empeora, las personas se vuelven confusas y menos alerta.

El organismo aumenta de temperatura y la piel se enrojece. El pulso es más rápido y el paciente respira vertiginosamente.

Las personas orinan con menos frecuencia y en cantidades más pequeñas, y la presión arterial disminuye. Posteriormente, la temperatura corporal disminuye por debajo de los niveles normales y se dificulta la respiración.

Se reduce el flujo sanguíneo y la piel puede tornarse fría y pálida y adquirir colores azulados.

Esta reducción en el flujo sanguíneo puede provocar que los tejidos, incluido el tejido que forma los órganos vitales (como los tejidos del intestino), mueran, provocando gangrena.

Diagnóstico

Los médicos diagnostican la sepsis utilizando varios hallazgos físicos, también hacen pruebas de laboratorio que verifican signos de infección y daño de órganos.

Muchos de los síntomas de la sepsis, como fiebre y dificultad para respirar, son los mismos que en otras afecciones, lo que hace que la sepsis sea difícil de diagnosticar en sus etapas iniciales.

Estudios de muestras de sangre en laboratorio

Para la confirmación del diagnóstico, se realizan búsquedas de bacterias en las muestras de sangre (bacteriemia), evidencia de que una infección podría estar provocando la sepsis y niveles anormales de leucocitos en la sangre.

Se toman muestras de sangre para tratar de cultivar las bacterias en el laboratorio, un proceso que dura de 1 a 3 días.

Sin embargo, si las personas han estado tomando antibióticos para su infección inicial, las bacterias pueden estar presentes, pero pueden no crecer en el cultivo.

A veces, los catéteres se eliminan del cuerpo y las puntas se cortan y se envían para cultivo.

Cuando se encuentra bacterias en el catéter esto indica que las bacterias posiblemente se estén diseminando a través del torrente sanguíneo.

Los exámenes de sangre que se utilizan para evaluar los niveles de ácido láctico, los diferentes productos de desechos metabólicos presentes, y la cantidad de plaquetas.

Cuando es necesario conocer la presencia de otras infecciones que pueden provocar una sepsis, se suelen tomar muestras de los líquidos o tejidos, como la orina, el líquido cefalorraquídeo, los tejidos de heridas o de un esputo.

Estas muestras se cultivan y revisan en busca de bacterias.

Pruebas de imágenes para hallar las fuentes de infección

El médico puede recomendar realizar radiografías de tórax y otras pruebas de imágenes, como ecografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas para indagar cual es la fuente de infección.

Se recomiendan también otras pruebas para buscar signos de mal funcionamiento de los órganos y de las complicaciones de la sepsis, que incluyen lo siguiente:

  • Exámenes para evaluar los niveles de oxígeno presentes en la sangre (oximetria) y así evaluar el funcionamiento de los pulmones y de los vasos sanguíneos.
  • Electrocardiografía para examinar la existencia de anormalidades en el ritmo cardíaco y así poder establecer si el suministro de la sangre al corazón es el más adecuado.
  • Otras pruebas para determinar si el choque resulta de la sepsis u otro problema.

Pronóstico de la sepsis

Sin un tratamiento adecuado, un promedio, de alrededor del 30 al 40% de los pacientes que presentan un shock séptico, fallecen.

Incluso con tratamiento, existe un riesgo significativo de muerte.

Pero, el riesgo de muerte va a variar dependiendo de factores como: la urgencia con que se realiza el tratamiento, el tipo de bacteria que está involucrada (especialmente en el caso de bacterias que son resistentes a los antibióticos) y del estado de salud que presente el paciente.

Tratamiento

Los médicos inmediatamente tratan la sepsis y el shock séptico con antibióticos.

Normalmente no se espera hasta que los resultados de las pruebas bacteriológicas confirmen el diagnóstico ya que una atraso en el tratamiento disminuye las posibilidades de supervivencia del paciente.

El tratamiento de una sepsis se realiza normalmente en un hospital. Los pacientes con un shock séptico son ingresadas en una unidad de cuidados intensivos para recibir el tratamiento adecuado.

Antibióticos

Al elegir los antibióticos iniciales, los médicos consideran qué bacterias es más probable que estén presentes, lo que depende de dónde comenzó la infección.

Generalmente, se administran dos o tres antibióticos conjuntamente para incrementar las posibilidades de combatir las bacterias, especialmente cuando la bacteria que provoca la infección es desconocida.

Más tarde, cuando los resultados de la prueba están disponibles, los médicos pueden sustituir el antibiótico que es más efectivo contra las bacterias específicas que causan la infección.

Soluciones intravenosas

Los pacientes que presentan shock séptico reciben líquido por vía intravenosa en grandes cantidades, para incrementar la cantidad de líquido presente en el torrente sanguíneo y así poder elevar la presión arterial.

Oxígeno

El oxígeno se administra a través de una máscara, a través de puntas nasales, o mediante un tubo de respiración (endotraqueal).

Si es necesario, se usa un respirador mecánico (una máquina que ayuda a que el aire ingrese y salga de los pulmones) para auxiliar la respiración.

Eliminación de la fuente de infección

Si está presente, los abscesos se drenan.

Los catéteres, los tubos o algún otro dispositivo médico que pudo haber provocado la infección se descarta.

Para eliminar el tejido infectado o el tejido muerto se puede realizar una cirugía.

Otros tratamientos

Si las soluciones intravenosas no logran aumentar la tensión arterial, los médicos pueden administrar medicamentos, como la vasopresina o la norepinefrina (que logran que los vasos sanguíneos se constriñan), para incrementar la presión arterial y aumentar el flujo sanguíneo en órganos como el cerebro, el corazón, entre otros.

Sin embargo, estos medicamentos pueden constreñir los vasos sanguíneos incluso dentro de los órganos, a pueden disminuir el flujo sanguíneo a través de los órganos.

Las personas que presentan un shock séptico pueden desarrollar niveles altos de azúcar en la sangre (glucosa).

Debido a que el nivel alto de azúcar en la sangre afecta la forma en que el sistema inmune responde a una infección, los médicos administran insulina por vía venosa a las personas para reducir el nivel de glucosa en la sangre.

Los corticosteroides, como la hidrocortisona, se pueden administrar por vía venosa a personas cuya presión arterial permanece baja a pesar de haber recibido los líquidos y medicamentos adecuados para aumentar la presión arterial y a pesar de que se haya tratado la fuente de la infección.

Fisiopatología

A nivel celular, la sepsis se caracteriza por cambios en la función del tejido endotelial, el endotelio forma la superficie interna de los vasos sanguíneos, en el proceso de coagulación y en el flujo sanguíneo.

Estos cambios parecen ser iniciados por la liberación celular de sustancias proinflamatorias en respuesta a la presencia de microorganismos infecciosos.

Las sustancias, que incluyen proteínas reguladoras de vida corta conocidas como las citocinas, a su vez, interactúan con las células endoteliales y, por lo tanto, causan daño al endotelio y posiblemente la muerte (apoptosis) de las células endoteliales.

Estas interacciones pueden provocar la activación de los factores de coagulación.

En los vasos sanguíneos muy pequeños (microvasos), la respuesta de la coagulación, en combinación con el daño endotelial, puede impedir el flujo sanguíneo y hacer que los vasos tengan fugas.

A medida que los fluidos y microorganismos escapan a los tejidos circundantes, los tejidos comienzan a hincharse (edema); en los pulmones, esto conduce a un edema pulmonar, que se manifiesta como dificultad para respirar.

Si el suministro de proteínas de la coagulación se agota, puede producirse una hemorragia.

Las citocinas también hacen que los vasos sanguíneos se dilaten (ensanchen), produciendo una disminución en la presión sanguínea.

El daño provocado por la respuesta inflamatoria es generalizado y se ha descrito como un efecto «pan-endotelial» debido a la distribución del tejido endotelial en los vasos sanguíneos de todo el cuerpo; este efecto parece explicar la naturaleza sistémica de la sepsis.

Condiciones relacionadas

La existencia de afecciones múltiples que se caracterizan por síntomas similares complica el cuadro clínico de la sepsis.

Por ejemplo, la sepsis está estrechamente relacionada con bacteriemia, que es la infección de la sangre con bacterias, y septicemia, que es una afección inflamatoria sistémica causada específicamente por bacterias y típicamente asociada con bacteremia.

La sepsis difiere de estas condiciones en que puede surgir en respuesta a la infección con cualquiera de una variedad de microorganismos, incluyendo bacterias, virus, protozoos y hongos.

Sin embargo, la progresión ocasional de la septicemia a etapas más avanzadas de la sepsis y la participación frecuente de infección bacteriana en la sepsis impiden una distinción clínica clara entre estas condiciones.

La sepsis también se distingue de síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, una afección que puede surgir independientemente de la infección de factores como quemaduras o traumatismos.

La sepsis a través de la historia

La palabra griega sepsis significa «putrefacción», Una de las primeras descripciones médicas de la putrefacción y una condición septicémica se proporcionó en los siglos V y IV AC en obras atribuidas al médico griego antiguo Hipócrates.

Sin conocimiento de microorganismos infecciosos, los antiguos griegos y los médicos que vinieron después de ellos asociaron de forma variable la enfermedad con la enfermedad digestiva, el miasma, infección por aire malo y la generación espontánea.

Estas asociaciones apócrifas persistieron hasta el siglo XIX, cuando finalmente se descubrió que la infección era la causa subyacente de la sepsis, una constatación que surgió del trabajo del cirujano británico y científico médico Sir Joseph Lister y del químico y microbiólogo francés Louis Pasteur.