Es una inflamación de las amígdalas causada por varios microorganismos, pero en la mayoría de los casos se trata del estreptococo.
Sin lugar a dudas, la enfermedad es bastante desagradable y dolorosa en sí misma, pero el mayor peligro para la salud puede deberse a complicaciones después de la aparición de una amigdalitis purulenta.
Las complicaciones más comunes incluyen: enfermedad de la articulación reumatoide y enfermedad cardíaca, enfermedad renal con el desarrollo de insuficiencia renal, meningitis (inflamación de la corteza cerebral), abscesos, sepsis.
Es por lo antes planteado que la amigdalitis purulenta es peligrosa y necesita tratamiento profesional.
La mayoría de las veces, un dolor de garganta se desarrolla donde hubo falla en la circulación capilar de la sangre. Debido a él, el problema comienza con la provisión de algunos tejidos corporales de los elementos necesarios.
La incidencia máxima se produce en primavera y otoño, especialmente si en estas épocas del año hay mucha lluvia y bajas temperaturas.
Se reveló un hecho interesante de que las personas mayores casi nunca se enferman con amigdalitis purulenta. En la mayoría de los casos, la enfermedad es común en niños a la edad de cinco años y casi nunca se puede presenta en personas mayores de 35 años.
Causas de la amigdalitis purulenta
La principal razón que provoca la enfermedad son los organismos infecciosos, como los estafilococos o los estreptococos.
A pesar de que los microorganismos están incluidos en la microflora patógena normal, pueden multiplicarse rápidamente y causar procesos supurativos bajo la influencia de ciertos factores.
La enfermedad se desencadena, en presencia de los siguientes factores:
- Una hipotermia general.
- Complicación con otras infecciones virales.
- Una disminución de las defensas del organismo.
- El consumo de tabaco.
- El daño a las amígdalas.
- Un alto nivel de polvo en la habitación o en la calle.
Síntomas de amigdalitis purulenta
Los síntomas de la amigdalitis purulenta generalmente son:
- Un fuerte aumento de la temperatura corporal, a menudo hasta 41 grados.
- Dolor severo en la garganta.
- Dolor al tragar (incluso al tragar saliva).
- Inflamación y agrandamiento de los ganglios linfáticos submandibulares.
- Hiperemia de las amígdalas.
- Hinchazón de la parte posterior de la garganta, lengua.
- Presencia de placa en las amígdalas.
- Dolores articulares.
- Presencia de focos purulentos en las amígdalas.
- Los síntomas de intoxicación con dolor de cabeza severo, falta de apetito, debilidad, somnolencia.
Dado que el oído, la garganta y la nariz están vinculados, pueden aparecer otros síntomas cuando se trata de una amigdalitis purulenta.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en los síntomas y el examen físico de la garganta.
Además de inspeccionar directamente la garganta y las amígdalas, el médico puede realizar una prueba de hisopo de garganta si se sospecha la presencia de estreptococo.
El hisopo de la garganta se envía a un laboratorio para el cultivo y la identificación de las bacterias que causan los síntomas.
El médico puede sospechar la presencia de fiebre glandular, causada por el virus de Epstein-Barr, en un adolescente o niño menor con amigdalitis, especialmente si esta se acompaña de algunos síntomas adicionales como letargo y cansancio, glándulas inflamadas en el cuello, las axilas y / o la ingle, y la aparición de un bazo agrandado.
Tratamiento de la amigdalitis purulenta
Es muy importante tener reposo absoluto si el paciente se está recuperando de una amigdalitis purulenta, ya que es fundamental en la prevención de diversas complicaciones en otros órganos.
Los alimentos de la dieta diaria de un paciente con amigdalitis purulenta deben incluir muchas vitaminas y no contener elementos irritantes, como especias, salsa picante o alimentos ácidos. La comida debe consumirse preferiblemente hecha puré.
Es necesario manipular la garganta localmente, para ello, se recomiendan tabletas y aerosoles que tienen un efecto antibacteriano
El autotratamiento sin consultar a un médico puede causar daños irreparables.
El tratamiento principal de la amigdalitis purulenta debería implicar recibir medicamentos antibacterianos para reducir el riesgo de fiebre reumática.
En la forma no complicada de la enfermedad a menudo se prescriben medicamentos como amoxicilina, y en casos severos, se recomiendan medicamentos como la penicilina.
También se recomienda el uso de medicamentos desinflamatorios no esteroideos que pueden eliminar el dolor.
El tratamiento local consiste en tratar la enfermedad con varios agentes antisépticos, como peróxido de hidrógeno, solución de ácido bórico entre otros.
El mayor peligro de esta enfermedad es para los niños, ya que no pueden permanecer en cama durante mucho tiempo y la actividad física provoca el desarrollo de complicaciones.