Es una deformidad que resulta del daño a los nervios (neuropatía) en el pie o el tobillo.
El daño al nervio causa una pérdida de sensibilidad que aumenta el riesgo de lesiones en los pies. Cuando el pie se lesiona repetidamente, las articulaciones que soportan peso comienzan a romperse.
Los huesos se debilitan y se pueden romper o las articulaciones pueden dislocarse en el pie o en el tobillo. Si no se detiene en su etapa más temprana, las articulaciones en el pie colapsan, y el pie finalmente se deforma.
Un pie deformado puede causar llagas en los pies. Una herida abierta con deformidad del pie puede provocar una infección e incluso llegar a la amputación.
Los primeros signos del pie de Charcot incluyen enrojecimiento, hinchazón y aumento de la temperatura del pie.
La enfermedad de Charcot puede causar deformidades óseas muy importantes, como resultado de la neuropatía, donde el suministro de nervios a los huesos y las articulaciones no es normal.
Los traumatismos leves o las caminatas prolongadas, pueden provocar pequeñas áreas de estrés en el hueso o en una articulación que conducen a una fractura normal o por estrés.
Este es el mismo tipo de fractura por estrés que desarrollan los atletas.
Pero, por el hecho de que el paciente con diabetes no puede percibir el dolor de la lesión por estrés, este continúa caminando.
El crack de estrés en el hueso comienza a empeorar y se convierte en una fractura. La fractura también empeora a medida que avanza la marcha en el pie o el tobillo lesionado.
La neuroartropatía Charcot es una complicación relativamente infrecuente pero grave de la neuropatía.
Se registró por primera vez en un paciente con diabetes en 1936, y desde entonces la población que padece de diabetes ha crecido hasta convertirse en la mayor causa individual de pie de Charcot en la actualidad.
El ochenta por ciento de los pacientes que desarrollan neuroartropatía de Charcot, tienen una diabetes conocida con una duración de más de 10 años.
La larga duración de la diabetes antes del inicio del proceso de Charcot refleja el grado de neuropatía que invariablemente está presente en estos pacientes.
Se supone que la neuropatía autonómica tiene un papel en el aumento de la vascularización del hueso y esto aumenta la actividad osteoclástica, lo que resulta en la destrucción, fragmentación y remodelación del hueso.
El evento iniciador de la neuroartropatía de Charcot es a menudo una lesión aparentemente trivial, que puede resultar en una fractura periarticular menor o en una fractura mayor a pesar de la incapacidad del paciente para recordar la lesión en muchos casos.
El paciente puede notar un cambio en la forma del pie y otros describen la sensación, o el sonido, de los huesos que crujen mientras caminan.
Después de esto, se produce una rápida aparición de hinchazón, un aumento de la temperatura en el pie y a menudo, un dolor o molestia.
Son estos procesos los que, si no se tratan, provocan los patrones característicos de deformidad en el pie de Charcot, incluido el colapso de los arcos longitudinales y transversales que producen el pie basculante.
Tambien producen el metatarsiano cuneiforme o las articulaciones del tobillo colapsadas y distorsionadas, que se observa en la neuroartropatía de Charcot.
La neuroartropatía de Charcot pasa a una fase aguda de desarrollo a través de una fase de coalescencia, en la que los fragmentos óseos se reabsorben, el edema disminuye y el pie se enfría.
En la etapa de reconstrucción, cuando se realiza la reparación final y el modelado regenerativo del hueso, se pasa a un pie estable y crónico de Charcot.
La intervención debe realizarse en la fase más temprana para prevenir la deformidad, discapacidad, ulceración y una amputación posterior.
Causas
Esta anormalidad del pie, que se caracteriza por dolor, enrojecimiento, hinchazón y aumento de la temperatura del pie, es una afección degenerativa por la cual las articulaciones del arco se colapsan debido a la alteración de la sensibilidad al dolor.
A menudo, solo hay un trauma menor para iniciar la secuencia de eventos, por lo que es extremadamente importante que los diabéticos presten más atención a sus pies.
Cuando estos episodios menores no se tratan, las pequeñas fracturas alrededor de la articulación pasan sin ser reconocidas, eventualmente conlleva a la reabsorción ósea activa, o al lavado del mineral del hueso.
La reabsorción ósea compromete el área y produce fracturas más grandes y daños en las articulaciones.
La neuropatía motora y nervios alterados para el control del músculo, causan deformidades mecánicas y desequilibrios, y más tarde da como resultado la descomposición de la musculatura intrínseca que actúa como estabilizadores del pie.
También puede afectar músculos más grandes y más proximales, causando desequilibrio muscular y anormalidades en los pies.
Síntomas
La neuroartropatía de Charcot a menudo se pasa por alto como la causa de una pierna hinchada y caliente en un paciente neuropático con diabetes. Los síntomas de la enfermedad del pie de Charcot pueden incluir:
- Presencia de hinchazón.
- Enrojecimiento del pie.
- Sensación de calor en el pie
Por estas razones, a menudo esta dolencia se puede confundir con la osteoartritis, la cual es una deformidad progresiva mucho más lenta.
Es importante consultar al especialista si se notan estos síntomas, especialmente si el paciente padece de diabetes.
Otros signos y síntomas incluyen los siguientes:
- Dolores, que pueden disminuir o desaparecer por períodos de tiempo debido al componente neuropático de la deformidad.
- Hinchazón masiva de las articulaciones del pie.
- Destrucción ósea, que ocurre en varios lugares en las áreas del retropié y el mediopié.
Diagnóstico
La enfermedad del pie de Charcot, puede diagnosticarse con un examen físico así como con radiografías y gammagrafías óseas.
Se debe iniciar el diagnóstico con el historial de lesiones, incluso si se ha tenido un simple tropezón, los rayos X son los exámenes obligatorios incluso si los otros signos aún no se han desarrollado, y cualquier fractura que sufra el paciente debe tratarse a tiempo.
La tomografía computarizada y las imágenes de resonancia magnéticas son las mejores herramientas para realizar el diagnóstico diferencial del pie de Charcot.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es prevenir la aparición de deformidades severas del pie y que el paciente pueda usar un zapato sin dificultad, se debe limitar cualquier soporte del peso sobre el pie.
Una vez que se ha realizado el diagnóstico, la inmovilización inmediata y total, es la mejor forma de reducir la deformidad.
Continuar caminando con soporte de peso puede provocar una destrucción articular muy importante y deformidades óseas.
El yeso para la inmovilización debe tener una duración de al menos 18 semanas, una vez que se retiran del yeso, los pacientes necesitan una monitorización cuidadosa para garantizar que no se presente una recaída.
Las diferencias de temperatura de la piel entre el pie activo y el no afectado siguen siendo el mejor marcador de la actividad del pie de Charcot y son la herramienta más utilizada para controlar la resolución del proceso.
El tratamiento va a depender de la gravedad y de la deformidad que está presente en el hueso.
Algunos casos requieren cirugía de inmediato y otros pueden tratarse con solo inmovilización.
El uso de una bota o yeso es importante y no se debe poner peso en el pie hasta que se produzca la cicatrización.
La intervención quirúrgica suele ser compleja e involucra procedimientos de artrodesis (fusión) y el uso de injertos óseos y dispositivos de fijación interna para estabilizar, restaurar la posición y la función y prevenir una mayor destrucción.
El hueso puede tardar hasta un año en cicatrizar y es posible que haya que usar la bota durante esta fase de curación.
La cirugía tardía para corregir la deformidad del pie medio puede considerarse siempre que el pie esté estable y no esté infectado.
Una vez que el tobillo se ha deformado o el tobillo es inestable y particularmente si hay ulceración, la amputación primaria puede ser la mejor manera de proporcionar al paciente una extremidad funcional para caminar, ya que los intentos de reparación quirúrgica ortopédica a menudo son parcialmente exitosos o fallan.
Prevención
La prevención en un paciente en riesgo es muy importante.
Para ayudar a evitar el desarrollo del pie de Charcot, debe tenerse en cuenta lo siguiente:
- Se deben usar zapatos cómodos, con una plantilla suave de goma micro celular para absorber los golpes. Los zapatos de profundidad extra también son una buena opción.
- No se debe andar descalzo.
- Se debe usar calcetines sin costuras que no irriten los pies sensibles o diabéticos.
- Se debe mantener un alto índice de alerta y se deben revisar los pies con frecuencia para detectar signos tempranos del pie de Charcot, para prevenir una mayor destrucción ósea. Es necesario realizar una inspección diaria con la ayuda de un espejo.
- Además, se debe tener en cuenta que esta condición muchas veces pasa desapercibida para el mejor de los médicos o se deja bajo tratamiento como si se tratara de una afección, como la artritis.
- El descanso a menudo es requerido.
- La inmovilización y la participación en actividades sin peso es imprescindible con cualquier fractura, ya sea indolora o no.
- El uso de apósitos de compresión para reducir el edema, calzado quirúrgico especial, férulas, aparatos ortopédicos, yesos, andadores o muletas, y sillas de ruedas será necesario en los diversos grados de la afección.
- La inmovilización generalmente requiere de tres a cuatro meses. El regreso a la actividad debe ser gradual con el uso de zapatos moldeados con profundidad y con materiales adicionales como la plantilla de absorción de impactos.