Toser es un acto tan simple como cotidiano que por ello pasa desapercibido.
Sin embargo, la presencia de la tos puede tener orígenes muy diferentes en cada una de las personas, más cuando se trata de niños.
La clínica médica ha hecho un inventario lo suficientemente amplio como para haber logrado categorizar, analizar y estudiar todos los espectros de la tos, al punto de discernir sin problemas el origen de cada una de estos.
Dicho esto, no toda tos es igual y más cuando nos referimos a los bebés.
Es el caso de la denominada coloquialmente tos perruna, que suele manifestarse con frecuencias en bebés, es una tos con unas características muy particulares, que todo padre debería identificar para saber qué tratamientos tomar.
¿En qué consiste la Tos Perruna?
El nombre clínico de esta afección es laringotraqueítis o crup laríngeo, analizados y categorizados entre los cuadros infecciones que comprometen considerablemente las llamadas vías altas respiratorias.
La mayoría de la comunidad médica concuerda en que en el caso del crup laríngeo, su presencia obedece a contacto con virus infecciosos que van afectando, a veces de manera simultánea tanto a los bronquios como a la laringe y la tráquea.
Generalmente, al contacto con el virus es que se produce posteriormente la inflamación de estas zonas, obstruyendo su normal desenvolvimiento y produciendo la particular tos, la tos perruna, que no es otra cosa que una tos un tanto afónica, que puede llegar a producir un pequeña sibilancia.
La parainfluenza es el nombre del virus no solo responsable de la inflamación de estos órganos ya nombrados, sino también de la expulsión de abundante mucosidad, mayormente en bebés, y sobre todo en estaciones climáticas caracterizadas por su frío y humedad, como bien lo es el invierno.
Sìntomas
La tos de crup o perruna, a decir de la literatura médica especializada, se puede manifestar de 2 maneras diferentes en la persona que la sufre. La clasificación usada es el crup espasmódico y la laringotraqueobronquitis.
El crup espasmódico: Esta se presenta fortuitamente en la persona, mayormente en horas de la noche, acentuando la tos afónica y estridores de garganta.
Como se ha dicho, se manifiesta mayormente en niños y precisamente por su naturaleza imprevisible, sus síntomas igualmente cesan sin más, sobre todo el de la fiebre.
No obstante, dicha fiebre podría desarrollarse en las noches subsiguientes de la misma manera de manera fortuita.
La laringotraqueobronquitis: A diferencia del crup espasmódico, la laringotraqueobronquitis no aparece o se manifiesta de manera abrupta sino que la precede el catarro que evolucionará a la forma crup.
La tendencia es que esta última forma del crup sea padecido en bebés cuyas edades no sobrepasan los tres años. La progresión o desarrollo de la afección es por lo común lenta.
Entre la sintomatología que genera en el paciente está, aparte de la fiebre, una mayor dificultad respiratoria con asentamiento del estridor, con aleteo nasal y achicamiento de las costillas, al igual que una respiración acelerada.
El mejoramiento de estos síntomas depende del estado emocional del niño, por tanto, si está muy emocionado y angustiado los síntomas irán en aumento, en el caso contrario, se reducirá los niveles de intensidad de los mismos.
Complicaciones
Las complicaciones más predecibles en el caso de la tos perruna, es que al estar inflamados órganos vinculados con la parte aérea de la respiración la misma se obstruye sensiblemente al punto de que el niño llegaría a requerir asistencia respiratoria artificial.
Diagnóstico
Como en toda enfermedad, el historial es un instrumento de suma importancia para evidenciar el modo y presentación de la enfermedad analizada. Es necesario saber en el caso de estas formas de tos infecciosa si hubo fiebre, por ejemplo.
En el caso de la exploración médica como método para el diagnóstico, el médico chequeará rápidamente el estado general del niño para descartar urgencia.
Seguidamente auscultará al niño para rastrear los signos típicos de la tos de crup, como son la garganta y bronquios inflamados, afonía atípica en la tos, entre otros.
En vista de que se ha evidenciado que en el caso de los niños el empeoramiento de la enfermedad está en íntima relación con el estado emocional de los mismos, se ha prescindido de hacer exámenes adicionales para afianzar el diagnóstico.
Si el médico, no obstante, siente que necesita descartar otros posibles procesos que pudiesen estar involucrados en la afección analizada, este necesitará hacerle al niño radiografías, para evaluar la presencia posible de cuerpos extraños.
Tratamiento
Dependiendo del nivel de afectación variará el tratamiento. Entonces, en aquellos casos en que la enfermedad no haya sido tan invasiva se prescribirá un tratamiento más bien moderado en el que los humidificadores son determinantes para la mejoría de la enfermedad.
De igual modo, es necesario que la con la ayuda de los padres valiéndose de su propia inventiva acondicione el ambiente de tal modo que lo niveles de estrés del niño mermen completamente.
Puesto que en el caso de ellos el estar nerviosos implicaría una recaída y empeoramiento de los síntomas.
Ahora bien, si los síntomas padecidos de la enfermedad no han sido tan leves, entonces el tratamiento debería enfocarse en la administración de corticoides como la budesonida, que sean vía oral en forma de jarabe o en su defecto, presentaciones con dispositivos como mascarillas.
Aquellos casos de urgencia (que son poco frecuentes), el niño requerirá inexorablemente respiración artificial e incluso dosis de adrenalina para estabilizarlo.
Como se ve, lo que conocemos como tos perruna es una de las formas en las que puede evolucionar la tos de crup, que implica además de la perruna, el estridor y la afonía como signos distintivos del crup.
Precisamente, por las mutaciones que podría tener el crup siempre se aconseja mantener una comunicación constante y fluida con el médico de cabecera del niño para prevenir a tiempo males mayores.
Por cuanto el factor emocional en el caso del crup juega un rol decisivo en el desarrollo del mismo.
Finalmente, este tipo de afecciones respiratorias e infecciosas no presentan indicadores negativos en cuanto a mortalidad. Por lo común, el paciente se mejora a los pocos días e incluso hora dependiendo de la gravedad de los síntomas.