Sigue siendo una queja funcional respiratoria principal en enfermedades cardíacas y neuromusculares.
La disnea es un problema clínico diario para el cardiólogo, que afecta a una cuarta parte de la población general y la mitad de los pacientes con enfermedades cardiológicas crónicas.
Si los últimos avances permiten una mejor comprensión, estamos todavía lejos de ser capaces de identificar fácilmente su origen y por lo tanto para llegar a una solución para mejorar la calidad de vida de muchos pacientes.
La disnea es posible en sujetos sanos, por ejemplo, durante esfuerzos intensos, de gran altitud o cuando presentan las emociones fuertes o los ataques de pánico.
La disnea de esfuerzo es fuente de discapacidad cuyo nivel varía en función de las actividades del paciente.
La misma disnea de esfuerzo suele ser más o menos incapacitante, ya que se refiera a un trabajador que requiera del esfuerzo físico o, por el contrario, se trate de un sujeto sedentario.
La disnea está acompañada generalmente de ortopnea: donde el paciente experimenta una necesidad invencible de depender de varias almohadas para respirar mejor en una posición semisentado o en una posición sentada con las piernas colgando sobre la cama, o en una silla.
Causas de la disnea de esfuerzo
La disnea es, junto con la astenia, el síntoma principal de la insuficiencia cardíaca izquierda.
Sin embargo no es un sinónimo de insuficiencia cardíaca ya que puede deberse en particular a una enfermedad broncopulmonar, la anemia o la inadaptación cardiovascular al ejercicio físico, especialmente en un sujeto sedentario.
Finalmente, puede ser de origen nervioso, se caracteriza por uno o dos movimientos respiratorios muy grandes, este «fenómeno de suspiro», aunque fisiológico, puede hacer que las personas se asusten.
Síntomas
La disnea durante la enfermedad cardíaca suele ser una polipnea (un ritmo ventilatorio acelerado), una sensación de sed de aire. Tomando en cuenta que la frecuencia ventilatoria del descanso normal en adultos es menos de 15 por minuto.
Esta polipnea puede ocurrir simplemente con el esfuerzo, antes de volverse permanente, en reposo.
Según los sujetos que la sufren, la percepción de la disnea puede ser más o menos dolorosa y difícil de soportar, y que luego conduce a un mal funcionamiento en las necesidades de ventilación del organismo.
Escalas clínicas de la disnea de esfuerzo
Para evaluar un estado general de paciente se utilizan Índices, cuestionarios y escalas de cuantificación de la disnea durante las actividades de la vida diaria y durante el ejercicio.
Sin embargo solo las exploraciones funcionales respiratorias cuantifican objetivamente los volúmenes pulmonares.
Cuantificación de la disnea de esfuerzo
Es importante cuantificar, incluso subjetivamente, la importancia y la evolución de la disnea de esfuerzo, especialmente bajo la influencia de los tratamientos.
La clasificación que se usa comúnmente es la siguiente:
- Clase I: disnea de ejercicio exclusiva para esfuerzos inusuales.
- Clase II: disnea excluida para las principales tensiones en la vida diaria, como caminar a paso ligero o subir más de 2 pisos.
- Clase III: disnea de ejercicio exclusiva para esfuerzos modestos en la vida cotidiana, como caminar en terreno llano a velocidad normal o subir menos de 2 pisos.
- Clase IV: disnea permanente, descanso y esfuerzo, confinando al paciente a la vivienda, o incluso a la habitación.
Para pacientes que son funcionalmente muy limitados, se puede usar la prueba de caminata de 6 minutos realizada bajo condiciones técnicas bien definidas.
Para medir la distancia que un paciente puede caminar, se estima que el paciente adulto durante este período de tiempo debe recorrer aproximadamente 400 metros.
Diagnóstico
Como el esfuerzo es el mecanismo revelador de la disnea, a menudo se le pide al cardiólogo involucrado en el ejercicio que brinde una orientación diagnóstica.
La disnea es una percepción incómoda de la respiración, un temor subjetivo denunciado por el paciente y que solo el paciente expresará y podrá cuantificar.
Su tolerancia y la expresión dependen de la subjetividad, experiencia previa del paciente, emociones y psicología individual.
La disnea es una de las primeras razones de consulta y es muy común en pacientes portadores de una patología cardíaca o respiratoria crónica, pero también en sujetos obesos o simplemente sedentarios.
En realidad responde a una insuficiencia entre la demanda ventilatoria y la respuesta generada por un esfuerzo.
La disnea de esfuerzo y la respiración
El control de la respiración, se origina en la corteza sensitiva debido a una descarga corolaria que emana de los centros voluntarios e involuntarios.
El control de la ventilación depende de centros respiratorios bulbares, los cuales reciben señales periféricas de los sistemas centrales, desde donde se envían los impulsos nerviosos eferentes que permiten dar una respuesta ventilatoria que este acorde con la demanda metabólica.
Cuando re realiza un ejercicio o un esfuerzo, es normal que aumenten las demandas ventilatorias del organismo, intensificándose la disnea, por ser esta desproporcional con la cantidad de ventilación.
Durante una prueba de carga aumentada con la medición de un intercambio gaseoso, observamos una ventilación excesiva que surge como un efecto de la intensidad del esfuerzo.
Tratamiento
El tratamiento de la disnea de esfuerzo va a depender de la causa y generalmente se utiliza terapia con:
- Broncodilatadores.
- Oxigenoterapia.
- Entrenamiento físico.
- Electroestimulación biventricular.
- Entrenamiento de los músculos respiratorios.
- Ventilación no invasiva.
- Cirugía reductora del volumen pulmonar.