Se presenta como una inflamación del saco delgado o membrana que cubre la superficie externa del corazón denominado pericardio.
La mayoría de los casos se deben a una infección viral que generalmente desaparece en unas pocas semanas.
El único tratamiento que generalmente se necesita para una pericarditis es la medicación antiinflamatoria.
Hay algunas causas menos comunes de pericarditis que pueden necesitar otros tratamientos.
Las complicaciones son poco frecuentes, pero pueden ser muy graves.
El pericardio está encargado de mantener el corazón en su posición, ancla al corazón en su lugar y evita que el corazón se mueva en el pecho cuando el individuo se mueve, haciéndolo funcionar correctamente.
El pericardio tiene una capa interna y externa y hay una capa delgada de fluido «lubricante» entre las dos capas.
Este líquido evita que las capas se froten cuando el corazón se mueve para bombear sangre.
Causas de la pericarditis
Generalmente, la causa de la pericarditis es desconocida, pero puede incluir una infección (por virus, bacterias, hongos o parásitos).
La infección con un virus es la causa más común.
Varios virus diferentes pueden causar pericarditis, incluidos el Coxsackieviruses, el echoviruses, el virus de la influenza, el adenovirus, el virus de la parotiditis, el virus de inmunodeficiencia humana y los virus que causan la hepatitis.
Otras causas son poco comunes e incluyen:
- La infección con un germen (bacteria): esto a menudo causa que se forme pus entre las capas interna y externa del pericardio. La infección generalmente ya se ha diseminado de los tejidos cercanos (como una infección del corazón) o de una infección de la herida después de una cirugía cardíaca. En raras ocasiones, la sífilis o los hongos pueden infectar el pericardio.
- La infección de tuberculosis: esto es generalmente como parte de una infección de la tuberculosis más extendida en los pulmones y otras partes del cuerpo.
- Pericarditis urémica: esta es la inflamación causada por la acumulación de productos de desecho en el torrente sanguíneo en las personas con insuficiencia renal no tratada.
- Ataque cardíaco (infarto de miocardio): la inflamación del pericardio puede ocurrir si hay daño en el tejido cardíaco cercano, causado por un ataque al corazón.
- Después de una cirugía de corazón: la inflamación puede ocurrir de unos pocos días a algunas semanas después de una cirugía realizada a corazón abierto.
- Después de una lesión, por ejemplo, después de una herida por arma blanca o un golpe fuerte en el pecho.
- Las enfermedades inflamatorias que pueden afectar diversas partes del cuerpo pueden incluir inflamación del pericardio, por ejemplo, la artritis reumatoide, la esclerodermia, la poliarteritis nodosa y el lupus eritematoso sistémico.
- Las radioterapias para tratar cánceres en el pecho.
- El cáncer que se ha diseminado al pericardio desde otra parte del cuerpo (esto es muy raro).
En muchos casos, no se puede encontrar ninguna causa. Esto se llama pericarditis idiopática.
Muchos de estos casos son probablemente causados por una infección viral que no puede ser identificada.
Síntomas de la pericarditis
El síntoma común en todos los tipos de pericarditis es un dolor en el pecho que se puede sentir especialmente detrás del esternón, y algunas veces debajo de la clavícula, el cuello y el hombro izquierdo.
Es un dolor agudo y penetrante en el centro o en el lado izquierdo del tórax que empeora cuando se respira profundamente, se traga, se tose o el paciente se acuesta. Generalmente mejora si se sienta o se inclina hacia adelante.
Se sienten síntomas muy similares a un ataque al corazón.
Dependiendo de la causa subyacente de la pericarditis, también puede haber varios otros síntomas como:
- Fiebre.
- Debilidad y cansancio.
- Tos.
- Dificultad para respirar.
- Dolor al tragar.
- Palpitaciones o latidos cardíacos irregulares.
Diagnóstico de la pericarditis
Un signo común de la pericarditis es un roce pericárdico. El médico escuchará el corazón.
La pericarditis puede causar un sonido de frotamiento o crujido, causado por el roce del revestimiento inflamado del pericardio.
Esto se conoce como «fricción pericárdica» y se escucha mejor cuando el paciente se inclina hacia adelante, contiene la respiración y exhala.
También se pueden escuchar otros ruidos en el pecho que son signos de líquido en el pericardio (derrame pericárdico) o en los pulmones (derrame pleural).
Dependiendo de cuán grave sea la inflamación, el médico también puede escuchar las crepitaciones en los pulmones, que son señales de líquido en el espacio alrededor de los pulmones o exceso de líquido en el pericardio.
Junto con una historia médica completa y un examen físico, los exámenes usados para diagnosticar la pericarditis se pueden incluir:
Ecocardiograma: esta prueba usa ondas de sonido para verificar el tamaño y la forma de su corazón. Las ondas de sonido de eco crean una imagen en una pantalla cuando un transductor de ultrasonido pasa sobre la piel sobre el corazón.
El ecocardiograma puede mostrar qué tan bien está funcionando el corazón y si se ha acumulado líquido alrededor y verificar si hay los derrames de líquido o pericardio alrededor del corazón.
Un eco mostrará los signos clásicos de la pericarditis constrictiva, incluido un pericardio rígido o grueso que constriñe el movimiento normal del corazón.
Electrocardiograma: esta prueba registra la fuerza y el tiempo de la actividad eléctrica del corazón. Muestra ritmos anormales y a veces puede detectar daño en el músculo cardíaco. Pequeños sensores están pegados a la piel para captar la actividad eléctrica para buscar cambios en el ritmo cardíaco.
En aproximadamente la mitad de todos los pacientes que presentan pericarditis, el ritmo cardíaco pasa por una secuencia de cuatro patrones distintos. Algunos pacientes no tienen ningún cambio, y si lo hacen, pueden ser temporales.
Radiografía de pecho: se puede hacer una radiografía para revisar los pulmones, y cualquier fluido presente en los pulmones. Además se puede observar si el corazón está agrandado.
Resonancia magnética cardíaca: esta es una prueba que toma imágenes detalladas del corazón. Se puede usar para buscar los engrosamientos u otros cambios ocurridos en el pericardio para controlar la presencia de líquido extra en el pericardio, inflamación o engrosamiento pericárdico o compresión del corazón.
Se usa un agente de contraste llamado gadolinio durante esta prueba que es altamente especializada.
Tomografía computarizada cardíaca: este tipo de radiografía toma una imagen clara y detallada del corazón y el pericardio. Se puede usar para descartar otras causas de dolor en el pecho.
Buscar calcio en el pericardio, líquido, inflamación, tumores y enfermedades de las áreas alrededor del corazón. Se usa tinte de yodo durante la prueba para obtener más información sobre la inflamación.
Cateterismo cardíaco: para obtener información sobre las presiones de llenado en el corazón. Esto se usa para confirmar un diagnóstico de pericarditis constrictiva.
Análisis de sangre: se pueden usar exámenes de sangre para asegurarse de que el paciente no tenga un ataque cardíaco, para ver qué tan bien está funcionando su corazón, analizar el líquido en el pericardio y ayudar a encontrar la causa de la pericarditis.
Si tiene pericarditis, es común que su velocidad de sedimentación y niveles de proteína C reactiva ultra sensibles (marcadores de inflamación) sean más altos de lo normal. Es posible que se necesiten otras pruebas para detectar enfermedades autoinmunes como el lupus y la artritis reumatoide.
El dolor agudo en el pecho y la parte posterior de los hombros y la dificultad para respirar son dos pistas principales de que puede tener una pericarditis en lugar de un ataque al corazón.
Tratamiento de la pericarditis
El médico determinará el mejor tratamiento basado en lo siguiente:
- La edad del paciente.
- El estado general de salud y la historia médica.
- El grado de la enfermedad.
- Respuesta del paciente a los medicamentos, los procedimientos o las terapias específicas.
- El lapso de tiempo que se espera dure la condición.
El tratamiento a menudo implica medicamentos, como analgésicos, antiinflamatorios o antibióticos.
Si se desarrollan problemas cardíacos graves, el tratamiento puede incluir:
- La aspiración o eliminación del exceso de líquido alrededor del corazón.
- La cirugía.
La pericarditis puede durar de 2 a 6 semanas y puede reaparecer.
En el tratamiento de la pericarditis viral o idiopática se administran medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno, para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
Si la afección continúa durante más de 14 días, es posible que también se administre un medicamento llamado colchicina, que ayuda a mejorar el resultado y reduce las probabilidades de que la inflamación regrese.
Si el dolor es intenso y no mejora con la administración de ibuprofeno y colchicina, se pueden usar medicamentos esteroides para reducir la inflamación.
El dolor y la inflamación generalmente se resuelven en unas pocas semanas. El tratamiento adicional va a depender de la causa de la pericarditis.
Por ejemplo, los medicamentos antituberculosos para la tuberculosis, antibióticos para infecciones con gérmenes (como bacterias), diálisis intensiva para pericarditis urémica.
Si el paciente tiene pericarditis crónica o recurrente, puede necesitar tomar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos o colchicina durante varios años, incluso si se siente bien.
Un diurético generalmente ayuda a eliminar el exceso de líquido causado por la pericarditis constrictiva.
Su médico también puede hablar con el paciente sobre el tratamiento con esteroides u otros medicamentos, como azatioprina, inmunoglobulinas humanas IV, anakinra.
La mayoría de las veces, los medicamentos son el único tratamiento necesario para los pacientes con pericarditis.
Pero, si se acumula líquido en el pericardio y comprime el corazón, es posible que necesite un procedimiento llamado pericardiocentesis.
En este procedimiento se usa un tubo largo y delgado llamado catéter para drenar el líquido extra.
El catéter y una aguja son guiados al pericardio con el uso de una ecocardiografía.
Si el fluido no se puede drenar con la aguja, se realiza un procedimiento quirúrgico llamado ventana pericárdica.
En la pericarditis constrictiva, es posible que se deba extraer parte del pericardio. Este tipo de cirugía se llama pericardiectomía.
Por lo general, la cirugía no se usa como tratamiento para pacientes con pericarditis recurrente, pero es posible que el médico lo recomiende si otros tratamientos no son exitosos.
Complicaciones de la pericarditis
Cuando aparece la pericarditis, hay una pequeña cantidad de líquido entre las capas interna y externa del pericardio.
A menudo, cuando el pericardio se inflama, la cantidad de líquido entre estas capas aumenta. Esto se llama derrame pericárdico.
Si la cantidad de líquido aumenta rápidamente, la efusión puede evitar que el corazón funcione correctamente.
Una pequeña cantidad de líquido no es un problema y normalmente desaparece cuando la inflamación se asienta. Sin embargo, a veces se acumula una gran cantidad de líquido y puede presionar el corazón.
Esto puede evitar que las cámaras del corazón se llenen normalmente y evita que el corazón bombee sangre correctamente.
Esta complicación de la pericarditis se denomina taponamiento cardíaco y es una emergencia grave.
Este taponamiento cardíaco, es un problema que pone en peligro la vida a menos que el líquido se drene rápidamente.
La dificultad respiratoria severa puede desarrollarse rápidamente en minutos u horas.
Para el tratamiento se coloca una aguja o tubo delgado (llamado catéter) en el pecho para extraer el líquido en el pericardio y aliviar la presión sobre el corazón.
El dolor repentino en el pecho siempre debe tratarse como una emergencia médica.
Los síntomas del taponamiento cardíaco (una complicación grave de la pericarditis) incluyen:
- Mareos.
- La visión borrosa.
- Las palpitaciones en el corazón.
- Náuseas.
Las personas con antecedentes de pericarditis que experimentan cualquiera de los síntomas anteriores deben buscar atención médica de inmediato.
La pericarditis constrictiva crónica se produce cuando se forma un tejido cicatricial en todo el pericardio.
Esta es una condición poco común pero que puede desarrollarse si el pericardio se ha inflamado por un tiempo muy prolongado.
El tejido cicatricial hace que el saco pericárdico se ponga rígido y no se mueva correctamente.
Con el tiempo, el tejido cicatricial aprieta el corazón y evita que funcione normalmente.
La única forma de tratar esto es eliminar el pericardio con un tipo especial de cirugía cardíaca.
Con ambas de las complicaciones anteriores, los síntomas incluyen dificultad para respirar que empeora cada vez más.
Otros síntomas de la pericarditis constrictiva pueden incluir hinchazón en las piernas y los tobillos, además de cansancio.
Pronóstico
La mayoría de las personas que padecen de pericarditis viral o idiopática se recuperan completamente en unas pocas semanas, sin complicaciones.
Sin embargo, en algunos casos, los síntomas vuelven «intermitentemente» durante varios meses.
La pericarditis causada por un ataque al corazón o una lesión, generalmente se establecen solo durante una o dos semanas.
Las perspectivas para otras formas de pericarditis como las urémicas, las bacterianas, las tuberculosas, entre otras, pueden variar según la gravedad que presenta la causa subyacente.