La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, es un conjunto de enfermedades que conducen a la disfunción pulmonar, caracterizadas por la dificultad para respirar.
Su causa principal es el tabaquismo, seguido por la inhalación de contaminación y productos químicos. La EPOC se compone generalmente de la bronquitis crónica y el enfisema.
Se trata de una enfermedad progresiva que afecta principalmente a personas de más de 35 años, fumadores, ex fumadores, trabajadores de carbón, alfarerías, pizzerías, entre otros. Raramente, la enfermedad tiene causa genética y afecta a las personas más jóvenes.
¿Cómo funcionan los pulmónes?
Para comprender la enfermedad, hay que entender cómo funcionan los pulmónes. Cuando se respira, el aire desciende por una estructura llamada tráquea, que se une a los bronquios.
El aire pasa por estos dos tubos y es llevado a través de los bronquíolos a los alvéolos, pequeños «sacos» de aire donde ocurre el cambio gaseoso que garantiza las tasas de oxígeno en la sangre.
Enfermedades que componen la EPOC
La EPOC se compone generalmente de dos condiciones; la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar.
La bronquitis crónica: inflamación caracterizada por tos flema frecuente, además de exceso de producción de moco. Es crónica pues acomete al paciente con frecuencia.
Enfisema: caracterizada por la inflamación y la destrucción de los alvéolos, así como los cambios en el funcionamiento de los pocillos restantes, dejando el pulmón lleno de agujeros que conserva el aire.
Por lo tanto, el intercambio de los gases se ve afectado, lo que contribuye a disminuir la concentración de oxígeno en la sangre, mientras que el dióxido de carbono que se mantiene sin cambios.
Otras enfermedades que también están en el espectro de la EPOC son el asma no reversible crónica y algunos tipos de bronquiectasias.
La enfermedad se caracteriza también por las exacerbaciones, o períodos de crisis cuando hay empeoramiento repentino de síntomas tales como aumento de la tos, esputo y la cantidad de empeoramiento de la falta de aire normal.
Estas crisis a menudo contribuyen al desarrollo más rápido de la enfermedad.
Cuando la enfermedad no es tratada o incluso diagnosticada, el paciente pasa a tener falta de aire al realizar tareas simples del día a día, como caminar, subir escaleras, bañarse en pie, entre otros. En casos extremos, la falta de aire ocurre incluso cuando se está en reposo.
Causas de la EPOC
El pulmón depende de la elasticidad de los bronquios para expulsar el aire del organismo. La pérdida de esa elasticidad hace que el aire quede atrapado en los pulmones, en lugar de ser eliminados naturalmente. Esta pérdida puede ocurrir por las siguientes condiciones:
Cigarrillo, humo y sustancias químicas
Alrededor del 85% de los casos de EPOC son causados por fumar, o por el humo del cigarrillo. Sin embargo, el número de fumadores a desarrollar EPOC es aproximadamente el 20% solamente.
Otras condiciones parecidas que causan daños al pulmón directamente son la exposición a la contaminación y el producto químico.
Estos son el otro 15% de los pacientes con EPOC. Son personas que pasan mucho tiempo o trabajan en lugares con mucho polvo, humo, humo pasivo y otras sustancias irritantes.
Deficiencia de alfa-1-antitripsina
La condición puede ser causada por factores genéticos que proporcionan deficiencia en la enzima alfa-1-antitripsina, que auxilia en la protección del pulmón. Así, esta deficiencia hace a la persona más susceptible a daños en el pulmón y, consecuentemente, al desarrollo de la EPOC.
Por eso, la enfermedad puede acometer también a personas más jóvenes, no fumadores y que no se hayan expuesto prolongadamente a las sustancias causantes de la enfermedad.
Factores de riesgo
Además del tabaquismo, algunos factores de riesgo relacionados con la EPOC son:
- Exposición pasiva al humo del cigarrillo.
- Historia de tuberculosis.
- El asma crónica.
- Exposición al humo de coches, chimeneas, etc.
- Uso frecuente de fuego para cocinar sin la ventilación adecuada.
- Recurrencia de infecciones en las vías aéreas inferiores cuando es niño.
Síntomas de la EPOC
Los síntomas de la EPOC comienzan de repente, generalmente a partir de la cuarta década de vida, con tos y falta de aire después de realizar esfuerzos físicos.
Estos síntomas se confunden con los efectos de la edad y, por lo tanto, se omiten. Por eso, el paciente sólo puede percibir el problema cuando ya es demasiado tarde. Alrededor del 50% de la función respiratoria ya está perdida en el momento de la mayoría de los diagnósticos.
Por eso, es importante estar atento a los síntomas y sus intensidades, ya que suelen tornarse más intensos a medida que el tiempo pasa.
Los siguientes son síntomas de la EPOC:
- Falta de aire al realizar tareas simples del día a día, como caminar o hacer las tareas domésticas.
- Tos crónica, que dura por mucho tiempo o va y viene a menudo.
- Mayor producción de moco (catarro), que es expulsado por la tos. En algunos casos, la tos puede venir acompañada de sangre.
- Fatiga.
- Facilidad para la contracción de las infecciones respiratorias.
La intensidad de los síntomas depende del tamaño del daño al pulmón. Si el paciente sigue fumando o se expone a las sustancias nocivas, el daño aumenta y los síntomas pasan a ser más intensos.
Esto sucede en la mayoría de los casos, y los síntomas que vienen y van acaban volviendo más fuertes que la última vez que estuvieron presentes.
¿Cuál es la diferencia entre el EPOC y el asma?
Algunos síntomas del asma son muy parecidos a los del EPOC y, por lo tanto, muchas personas pueden acabar confundiendo las enfermedades. En un nivel anatómico, las dos enfermedades son parecidas, pero tiene un factor diferenciador de extrema importancia: la reversibilidad.
En la EPOC, las vías aéreas se estrechan permanentemente y los medicamentos broncodilatadores sólo ayudan hasta cierto punto, ya que los daños no son reversibles.
Mientras tanto, el asma se caracteriza por el estrechamiento temporal de las vías aéreas, que generalmente ocurre cuando el paciente se expone a agentes irritantes, como polvo, polen y humo.
En el caso del asma, los medicamentos ayudan a abrir las vías aéreas completamente, de modo que el enfermo pueda respirar normalmente. Además, no hay, en el asma, la destrucción de los alvéolos.
Es importante recordar, sin embargo, que algunos tipos de asma, crónicas e irreversibles, pueden estar dentro del espectro de la EPOC.
¿Cómo se diagnostica la EPOC?
Normalmente, el diagnóstico de la EPOC se realiza a través de la historia del paciente y diversos exámenes físicos.
El médico, generalmente un médico general, puede preguntarse si el paciente fuma, si trabaja o trabajó en lugares donde hay mucho humo y sustancias nocivas que pueden haber sido inhaladas durante mucho tiempo.
También puede ser preguntado el historial de infecciones en el tracto respiratorio e historia de salud familiar.
Con el fin de diagnosticar la EPOC, un médico de cabecera puede remitir al paciente a un neumólogo, especialidad que se ocupa de las enfermedades de las vías respiratorias.
Los exámenes físicos son:
Espirometría
Se trata de uno de los principales exámenes que auxilian en el diagnóstico. Su función es medir el volumen, el flujo y la capacidad pulmonar. El examen consiste en inspirar profundamente y expirar, con la boca, lo más fuerte posible, en un tubo conectado a un aparato llamado espirómetro.
Para llevar a cabo una espirometría, se calcula:
- Capacidad Vital Forzada (CVF).
- Volumen espiratorio forzado en un segundo (VEF1).
Los resultados se expresan en porcentaje de lo previsto, de acuerdo con los valores normales referentes al sexo, edad y altura del paciente. Así, la espirometría ayuda a clasificar el grado de la EPOC en:
Grado 0: en riesgo la función pulmonar normal a pesar de la tos crónica y esputo.
Grado I: EPOC leve demuestra limitación del flujo aéreo de leve (con VEF 1 / CVF inferior a 70%, pero con VEF 1 mayor que 80% del predicho). Generalmente presenta tos crónica y expectoración. En esta etapa, el paciente puede no tener noción de que su función pulmonar está perjudicada.
Grado II: EPOC moderada La limitación del flujo aéreo empeora (con VEF 1 mayor que 50% y menos del 80% predicho), causando progresión de los síntomas tales como falta de aliento. Las exacerbaciones se observan normalmente a partir de esta etapa.
Grado III: EPOC grave Cuando hay grandes limitación del flujo aéreo (con VEF 1 menos de 30%) o de la presencia de insuficiencia respiratoria, y los signos clínicos de insuficiencia cardíaca derecha. Así, la calidad de vida es bastante perjudicial, y las exacerbaciones pueden configurar una amenaza a la vida.
Exámenes de imagen del tórax
El médico debe solicitar radiografías convencionales o tomografías computarizadas de la región del tórax. Estos exámenes pueden mostrar signos de la EPOC o de otras condiciones que pueden estar causando los síntomas, siendo importante para asegurarse de que no se trata de otra enfermedad.
Gasometría
Se pueden realizar exámenes de gasometría, como la oximetría, que mide la tasa de gas oxígeno en la sangre. Tales pruebas pueden mostrar las tasas de los gases y evidenciar un aumento del gas carbónico, una señal que colabora con el diagnóstico.
Pruebas de laboratorio
En general, no se utilizan pruebas de laboratorio para diagnosticar la EPOC. Sin embargo, en algunos casos, se pueden solicitar exámenes para asegurarse de que no se trata de otra condición.
En el caso de pacientes con antecedentes familiares de deficiencia de alfa-1-antitripsina, exámenes de laboratorio son los responsables del diagnóstico correcto de la enfermedad.
Diagnóstico diferencial
Los diagnósticos diferenciales son enfermedades que pueden ser confundidas con la EPOC, incluso después de la realización de diversos exámenes y, por lo tanto, muchas veces necesitan exámenes posteriores para estar seguros.
Algunas enfermedades que se pueden confundir con EPOC son:
- Asma.
- Insuficiencia cardíaca congestiva.
- Bronquiectasia.
- Tuberculosis.
¿La EPOC tiene cura? ¿Cuál es el tratamiento?
Por desgracia, la EPOC es una enfermedad que causa daño irreversible a los pulmones y por lo tanto no tiene ninguna cura.
El tratamiento busca aumentar la sobrevida de los pacientes, además de garantizar calidad de vida incluso con los obstáculos proporcionados por la enfermedad. Algunas de las recomendaciones son:
Parar de fumar
El primer paso para los fumadores es dejar de fumar. Hay varios programas, públicos y privados, que buscan auxiliar en la superación del vicio. En el mercado hay, también, productos que ayudan a parar: chicles, pastillas, adhesivos, entre otros.
La supervisión médica en esta etapa es muy importante, y dependiendo de los casos, algunos médicos pueden indicar el uso de antidepresivos para ayudar en el proceso.
Oxigenoterapia
Cuando sea necesario, el paciente puede recibir oxigenoterapia, que consiste en la aplicación médica de oxígeno. Esta terapia impide la intoxicación por gas carbónico debido a los altos niveles del mismo en el torrente sanguíneo.
Fisioterapia de rehabilitación respiratoria
Por haber perdido gran parte de la función pulmonar, los pacientes pueden necesitar de fisioterapia para una rehabilitación respiratoria.
A causa de los daños irreversibles, el paciente no recuperará la función respiratoria completamente, pero la fisioterapia puede contribuir a que pueda sacar el máximo provecho de su capacidad respiratoria.
Soporte ventilatorio mecánico
Las máquinas como BiPAP son alternativas para personas con insuficiencia respiratoria severa. Estos aparatos «empujan» el aire hacia los pulmones, de modo que la respiración sea facilitada y el cambio de gases, para la retirada del gas carbónico del sistema.
Vacunas
Los pacientes con EPOC tienen una mayor facilidad de contraer infecciones respiratorias y por lo tanto es muy importante vacunarse contra la gripe y la neumonía a menudo. La contracción de tales condiciones podría generar complicaciones graves para el paciente.
Cirugía reductora de volumen
En algunas personas, se puede realizar la cirugía reductora de volumen. Tal procedimiento consiste en remover las áreas más afectadas del pulmón, lo que auxilia en la función de las áreas más saludables.
Trasplante de pulmón
Para un número muy pequeño de personas, el transplante de pulmón puede ser una alternativa. Cuando el paciente no mejora con ninguno de los tratamientos y hay un pulmón compatible disponible, esta es una opción a considerar.
Medicamentos para EPOC
El tratamiento farmacológico de la EPOC depende de la gravedad de la enfermedad y se compone de broncodilatadores, corticosteroides (por tiempo limitado) y antibióticos durante los ataques agudos (exacerbaciones).
Los medicamentos pueden ser orales, en forma de comprimidos o cápsulas, o inhalados, como un polvo seco.
Medicamentos controlados y de emergencia
Para el tratamiento de la EPOC, existen dos tipos de medicamentos: los controlados y los de emergencia.
Los medicamentos recetados deben tomarse todos los días y no promueven un alivio inmediato y es responsable de mantener la función respiratoria a largo plazo.
Ya los medicamentos de emergencia se utilizan para las crisis (exacerbaciones), y desbloquear las vías respiratorias en aproximadamente un minuto.
No se debe renunciar a los medicamentos controlados para tomar los de emergencia solamente cuando sea necesario, ya que esto puede acarrear aún más daño al sistema respiratorio.
Broncodilatadores
- El bromuro de ipratropio.
- Bromuro de tiotropio.
- Salbutamol.
- Sulfato de terbutalina.
- Fenoterol.
- Fumarato de Formoterol.
- Salmeterol.
- Maleato de indacaterol.
Corticoides
- Prednisolona.
Nunca se automedique o deje de usar un medicamento sin consultar a un médico. Sólo él podrá decir qué medicamento, dosificación y duración del tratamiento es el más indicado para su caso en específico.
La información contenida en este sitio tiene sólo la intención de informar, no pretendiendo, en modo alguno, sustituir las orientaciones de un especialista o servir como recomendación para cualquier tipo de tratamiento.
Siga siempre las instrucciones del prospecto y, si los síntomas persisten, busque orientación médica o farmacéutica.
Conviviendo con la EPOC
Convivir con la EPOC puede parecer imposible, ya que la enfermedad causa numerosas limitaciones por falta de aliento.
Sin embargo, hay algunas medidas que se pueden tomar para evitar que la enfermedad se desarrolle más rápidamente y disminuye la incomodidad causada por los síntomas. Estas son algunas de las recomendaciones:
Manténgase activo
Es importante no estar inactivo, ya que podría dañar aún más su función respiratoria, así como fácilmente desencadenar trastornos emocionales como la depresión. Algunos consejos son:
- Pregunte al fisioterapeuta cuánto puede caminar por día.
- Aumente el tiempo de caminata poco a poco de vez en cuando, de acuerdo con su capacidad respiratoria.
- Al sentir falta de aire durante las caminatas, no hable, pues el acto de hablar utiliza más aire.
- Expulsar el aire lentamente por la boca al caminar, para que los pulmones estén vacíos cuando se inspira de nuevo.
- No haga ejercicios que requieran una gran capacidad pulmonar para su ejecución.
- Haga ejercicios simples y leves, pues desarrollar la fuerza de los músculos ayuda en la capacidad respiratoria. Si es necesario, consulte a su fisioterapeuta para definir una rutina de ejercicios físicos.
Adaptaciones en la rutina
Para mejorar la calidad de vida, pueden ser necesarias algunas adaptaciones en la rutina, en el hogar, en el trabajo y donde sea necesario.
- Pida ayuda cuando lo necesite, no desperdicie el aire innecesariamente.
- Evite el clima muy caliente o muy frío.
- Evite convivir con los fumadores.
- Evite barbacoas y otras festividades con alta concentración de humo.
- Reducir la contaminación del aire en la casa, librándose de agentes irritantes.
- Reorganizar su casa para que los ambientes y objetos esenciales sean de fácil acceso.
- Planifique sus días mejor para asegurarse de que tiene bastante tiempo para descansar y recuperar el aire cuando sea necesario.
Respire aire limpio
Al tener la capacidad respiratoria reducida, no es sólo la cantidad de aire que cuenta, sino también la calidad del aire respirado. Por eso:
- Si usted fuma, busque ayuda profesional para dejar de fumar.
- Pida a otras personas que no fumen cerca de usted.
- Evite la contaminación del aire causada por los coches.
- Prefiera siempre hacer las caminatas en parques o locales con aire limpio, nunca en calles concurridas donde pasan muchos coches.
- Si usted vive en algún lugar ocupado, cierre las ventanas y utilice purificadores y humidificadores de aire para garantizar la calidad del aire dentro de la casa.
- Evite salir de casa cuando esté muy caliente o muy frío.
Coma bien
Una alimentación adecuada es imprescindible para luchar contra cualquier enfermedad, pero puede traer diversos beneficios a los pacientes con EPOC. Esto es debido a que el alimento que da la energía que mueve los pulmones, y que factores como la obesidad que la respiración sea más difícil.
Algunos consejos para comer bien teniendo EPOC incluyen:
- Coma comidas y bocadillos pequeños que garantizan energía, pero no causan sensación de «estufamiento», pues comidas grandes perjudican la respiración por un tiempo.
- Beba bastante agua durante el día, pues la ingestión de líquidos auxilia en la disolución y eliminación del moco (catarro).
- Prefiera las proteínas sanas, como leche, queso, huevos, carne, pescado y granos.
- Tenga preferencia, también, por grasas saludables, como aceite de oliva, canola, entre otros.
- Limite la cantidad de dulces, evite pasteles, galletas y refrescos.
- Si es necesario, evitar los alimentos que ayudan en la producción de los gases, como los frijoles, el repollo y las bebidas carbonatadas.
- Si tienes exceso de peso, planea, junto con un fisioterapeuta y nutricionista, una rutina que ayude a perder peso.
Duerma bien
Dormir bien también es esencial para el mantenimiento de la salud. Sin embargo, la EPOC puede presentar diversos obstáculos en esa hora, pues provoca la falta de aire (apnea), además de que algunos medicamentos pueden causar dificultad para dormir o incluso requieren dosis nocturnas.
Algunas sugerencias seguras para dormir mejor son:
- Dígale al médico responsable que usted tiene problemas para dormir. Él puede adaptar el tratamiento para que usted pueda tener sueño de mejor calidad.
- Antes de dormir, practique alguna actividad relajante, como tomar un baño tibio o leer un libro.
- Se acostará a dormir al mismo tiempo todos los días.
- No utilice medicamentos libres de prescripción que ayudan a dormir, ya que pueden provocar reacciones adversas, interactuar con otros medicamentos e incluso empeorar su respiración.
¿Cómo prevenir la EPOC?
La mejor manera de prevenir la EPOC es no fumar, o para dejar de fumar tan pronto como sea posible.
Además, las personas que trabajan en lugares donde hay mucha contaminación en el aire deben estar atentas a la cantidad de contaminación inhalada y, si es necesario, cambiar de profesión para mantener la integridad física.
La EPOC, aunque no es tan conocida como el cáncer y el SIDA, se está convirtiendo en uyna enfermedad cada vez más conocida en el mundo. Por eso, es importante que más personas tengan conocimiento de esa enfermedad y sepan cómo prevenirse.