Misofobia: ¿Qué Es? Causas, Síntomas, Efectos y Tratamiento

El término proviene del griego «mysos» que significa contaminación y «phobos» que significa miedo.

El término misofobia fue presentado por el neurólogo estadounidense William Alexander Hammond, que describe a un paciente con síndrome obsesivo compulsivo que suele lavarse las manos con frecuencia.

La misofobia o germofobia patológica es un temor a los gérmenes, las bacterias, los hongos, la suciedad y, lo que es más importante, el temor a la contaminación con ellos.

El miedo patológico o la fobia es un tipo de situación anormal y no constructiva para la persona y que a menudo se acompaña de ansiedad y agitación.

Normalmente una persona se da cuenta de que en su entorno hay muchos gérmenes, que algunas bacterias son beneficiosas y otras tienen efectos negativos en el cuerpo, los virus pueden contraerse y también tratarse.

Pero los que padecen fobia no pueden distinguir el límite entre lo que es bueno y perjudicial para sus cuerpos, teniendo en cuenta que todas las micropartículas que los rodean pueden causarles angustia.

La misofobia es común entre los que tienen síndrome obsesivo compulsivo, entre los que padecen de hipocondría (miedo incontrolable a sufrir una enfermedad) o entre los que tienen otras fobias.

La mayoría de las personas experimentan algún tipo de miedo o ansiedad irracional, y muchos están preocupados por los gérmenes y las enfermedades en particular.

En medio de una ráfaga de películas y noticias de los medios sobre las infecciones resistentes a los antibióticos y las cepas de la gripe que amenazan la vida, es fácil entender por qué algunas personas se preocupen activamente por lo que tocan y respiran.

Causas de la misofobia

Nadie sabe exactamente por qué las personas desarrollan fobias, pero los expertos en salud mental han desarrollado algunas teorías. Algunos creen que las personas son más propensas a desarrollar fobias que los protegen del peligro.

Estas fobias incluyen fobias a los gérmenes, miedo a los animales grandes y miedo a las alturas.

Las personas que desarrollan fobias pueden llevar estos temores naturales demasiado lejos y reaccionar con extrema ansiedad, poniéndolos en riesgo cuando cree que está tratando de evitarlos.

Las primeras experiencias también pueden hacer que una persona sea más propensa a desarrollar una fobia.

La enfermedad infantil, la muerte de uno de los padres o los procedimientos médicos dolorosos pueden condicionar a una persona a temer los gérmenes y tomar medidas extremas para evitarlos.

Las fobias también tienden a ser hereditarias, pueden ser genéticos o simplemente conductas aprendidas de los padres. Una experiencia emocional desagradable que más o menos se relaciona con los gérmenes puede desencadenar la misofobia.

También la presencia de una enfermedad durante toda la infancia o incluso la muerte de un ser querido por causa de un patógeno.

Además, factores externos como informes, libros, imágenes que contienen información sobre gérmenes y su peligro pueden provocar este tipo de fobias.

Síntomas

El síntoma principal de la misofobia es un miedo irracional a los gérmenes.

Una persona, por ejemplo, podría estar obsesionada con un germen o enfermedad específica, mientras que otra persona podría temer los gérmenes y la suciedad en general.

Los comportamientos comunes asociados con la misofobia incluyen:

  • Lavado de manos compulsivo.
  • Uso excesivo de desinfectantes y jabón antibacterial.
  • Miedo al contacto físico con las demás personas.
  • Temor extremo de enfermarse.
  • Reacciones con extremo temor ante los informes de los medios de nuevas enfermedades.
  • Miedo a ciertos lugares públicos como consultorios, hospitales, transportes públicos donde los gérmenes o las personas enfermas pueden estar presentes o confinadas.

Cuando el individuo se encuentra en un entorno y cree que se puede contaminar, puede tener episodios de náuseas, mareos, palpitaciones cardíacas, miedo incontrolable, respiración superficial con taquipnea, temblores exagerados.

Por lo tanto, el misofobico intentará evitar los ambientes que puedan comprometer su higiene.

La misofobia incluye una serie de comportamientos, acciones y hábitos de la persona en el caso extremo, todo lo hace para protegerse de los gérmenes y sentirse seguro.

Entre los eventos están:

  • La limpieza excesiva de ropa, manos, cosas de su entorno.
  • Evitar objetos y lugares considerados contaminantes como el uso de baños públicos, tocar manijas de las puertas, usar el transporte público.
  • Obstinada negativa a compartir artículos personales, alimentos, ropa o zapatos.
  • Evitar la proximidad o actividades que involucren humanos o animales.

El temor a la contaminación puede conducir la negativa de estrechar la mano de alguien, evitando tocar todo lo que no haya sido desinfectado y posiblemente provoque el aislamiento social.

Efectos de la misofobia

La misofobia no solo inspira miedo y evitación. La fobia puede ser omnipresente y alterar la vida del individuo. Pueden evitar salir en público, desarrollar relaciones íntimas o comer alimentos que no cocinaron.

Debido a que la misofobia afecta gran parte de la vida de una persona, puede ocasionar otros problemas de salud mental, como la depresión, el aislamiento social y la ansiedad.

Evitar por completo los gérmenes puede contribuir al desarrollo de problemas de salud.

El uso excesivo de productos antibacterianos y desinfectantes ha sido implicado en la propagación de infecciones nuevas y resistentes, y los niños que no están expuestos a los gérmenes son más propensos a desarrollar alergias.

Tratamiento

La terapia cognitiva conductual, que ayuda a las personas a replantear los pensamientos intrusivos y fóbicos, puede ser extremadamente beneficiosa.

La psicoterapia conductual cognitiva es un método que se usa a menudo para reducir los efectos misofóbicos.

Esto se basa en el principio de que las personas aprenden a cambiar sus pensamientos, aprenden a no sobreestimar el riesgo de estar contaminados por gérmenes y el resultado se verá en su comportamiento.

La desensibilización, un proceso mediante el cual una persona se expone lentamente a un estímulo aterrador, también es altamente efectiva.

Algunos médicos pueden recetar medicamentos contra la ansiedad para ayudar a las personas con misofobia a hacer frente a sus miedos durante el tratamiento.

Algunos pacientes también tienen éxito con la hipnoterapia, a menudo en pocas sesiones. Como regla, las fobias comienzan a manifestarse en la infancia y desaparecen en la edad adulta sin tratamiento posterior.

Por otro lado, las condiciones de este tipo no se resuelven si han comenzado a madurar, lo que requiere ayuda profesional.

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