Existen evidencias de que la proctología era practicada en la antigüedad, e incluso entonces era visto como una especialidad.
Sin embargo, un proctólogo no es un individuo con conocimientos empíricos, el proctólogo debe ser primero un médico general y después un especialista.
Hay muchas condiciones, como el prurito anal y las hemorroides, que no deben tratarse localmente hasta que no se conozcan cuales son los factores causales.
Hay muchas afecciones que no deben tratarse sistémicamente hasta que el examen físico haya concluido y la información que un diagnóstico proctológico puede proporcionar este finalizado.
La proctología se ocupa del examen, diagnóstico y tratamiento de enfermedades agudas y crónicas del canal anal, el perineo y el intestino.
Muchos pacientes evitan consultar a un proctólogo debido a lo embarazoso del examen o la falta de información.
Pero un examen a tiempo es vital, especialmente si se encuentra en la categoría de riesgo o si se notan algunos síntomas inquietantes.
Un proctólogo es un profesional médico que diagnosticará enfermedades y trastornos mediante el uso de técnicas e instrumentos que le permitan inspeccionar el recto y el colon, en una amplia gama de patologías como:
Hemorroides internas y externas, fisuras anales, fístulas pararectales, paraproctitis aguda, la incontinencia fecal, cáncer colorrectal, pólipos rectales, entre otros.
La proctología, no es una especialidad médica en sí misma, sino que pertenece al campo de la gastroenterología, un proctólogo, también es conocido como un cirujano de colon y recto o coloproctólogo, es un especialista quirúrgico que orienta sus destrezas con el propósito de diagnosticar y tratar enfermedades del colon, el recto o el ano.
Importancia
Algunas personas pueden necesitar ver a un proctólogo para tratar una enfermedad del tracto digestivo inferior, existen razones para visitar a un proctólogo como:
- Cuando se observa o se siente un bulto en el ano externo, una sensación de un objeto extraño en el recto o inflamación en la piel en el área anal.
- Cuando se observa la presencia de heces con sangre o una secreción mucosa en el ano, lo cual posiblemente se trate de una enfermedad de transmisión sexual.
- La presencia de una zona con una hinchazón dolorosa y enrojecida en las nalgas, lo cual puede tratarse de un absceso o acumulación de pus.
- La presencia de un sangrado rectal, picazón, dolor en el área anal.
- La aparición de cambios en los hábitos intestinales, o un cambio en sus movimientos intestinales como: cambios en los hábitos de defecación con períodos alternos de estreñimiento y diarrea, impulso frecuente de defecar.
- Haber cumplido 50 años y necesitar una colonoscopia de detección.
- Haber presentado pólipos en el pasado y necesitar una colonoscopia de seguimiento.
- Poseer un historial familiar fuerte de pólipos en el colon o de cáncer colorrectal y necesitar una evaluación ante cualquier posibilidad de un trastorno genético.
- Cuando sea necesaria una operación para diverticulitis (inflamación de colon), cáncer colorrectal o enfermedades inflamatorias intestinales, también conocidas como: enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.
- Poseer el síndrome del intestino irritable.
- Problemas de hemorroides durante el embarazo o después del parto.
- Hinchazón abdominal a largo plazo o inexplicable.
Diagnóstico
Existen una gran variedad de procedimientos para el diagnóstico de los trastornos del ano y del recto, la diagnosis en la proctología se realiza siguiendo los siguientes pasos:
En primer lugar el médico proctólogo, realizará un examen médico exhaustivo a través de:
- La elaboración de una historia médica donde se plasmen los síntomas y la información de tipo hereditaria.
- Exámenes de laboratorio, donde se incluyen un análisis de las heces para detectar sangre microscópica.
- Un examen físico que incluye un tacto rectal, en el cual el médico proctólogo utiliza un dedo enguantado para examinar el interior del conducto anal suavemente. Este es un examen indoloro.
- También se examinará el área anal del paciente, con un pequeño endoscopio llamado anoscopio, que tiene un alcance en el recto inferior.
- Se podrá realizar una rectoscopia, para tener el alcance de todo el recto, en caso de que sea necesario.
- Una biopsia o muestreo del tejido histológico.
- Pruebas de imágenes.
Estos procedimientos son mínimamente invasivos. Una vez que se hayan realizado los exámenes, y obtenidas las pruebas, se le presenta al paciente un diagnóstico, para iniciar el tratamiento más recomendable.
De acuerdo a los resultados de estos diagnósticos, el médico orientará el tratamiento, evitando la cirugía, excepto en aquellos casos cuya gravedad o complejidad, hagan que esta sea necesaria.
La mayoría de las personas sienten vergüenza de exponer sus síntomas rectales y los ocultan.
En el caso de presentar síntomas de hemorroides, esperan que estas se curen solas, o tienen miedo de someterse a las pruebas que probablemente serán necesarias.
Es importante saber que la mayoría de las enfermedades proctológicas son anormalidades, para las cuales los tratamientos son relativamente simples y si son tratados a tiempo culminan en una recuperación completa.
Hay que poner especial énfasis en los trastornos malignos y cancerosos cuyo tratamiento no puede retrasarse, que generalmente requieren una terapia oportuna y compleja, con cirugía y un tratamiento complementario.
Muchas personas saben mucho sobre estos síntomas, y muy poco acerca de las enfermedades que pueden afectar el tracto digestivo.
Ahí es donde entra el proctólogo, basándose en los signos y síntomas realizar un diagnóstico diferencial correcto ya que el dolor, el sangrado, la picazón, el flujo, la hinchazón y el prolapso son síntomas que pueden ser causados por varias afecciones.
Enfermedades que se detectan a través de un examen proctológico
Las condiciones más comunes que pueden ser tratadas por un proctólogo incluyen:
- Las presencia de fisuras anales y rectovaginales.
- La enfermedad de Crohn.
- Los pólipos de colon.
- El cáncer colonrectal.
- El estreñimiento.
- La diverticulitis.
- Los cálculos biliares.
- Las hernias.
- Las hemorroides.
- Las enfermedades inflamatorias intestinales.
- El síndrome del intestino irritable.
- El absceso perirrectal.
- La picazón anal.
Los proctólogos preforman cirugías colorrectales correctivas para reparar el colon, el recto o el ano y cirugías que pueden implicar la extirpación de partes de órganos o la extirpación de órganos completos, como la vesícula biliar.
Tratamientos
Algunos tipos de tratamientos incluyen:
- Tratamiento conservador y ambulatorio, con la ayuda de cremas, supositorios, dieta y un cambio en el estilo de vida.
- Eliminación de los bultos de hemorroides externo.
- La eliminación de las marcas de piel (las envolturas alargadas de los grumos anteriores de hemorroide).
- Tratamiento de fístulas y abscesos.
- Tratamiento de ligación, de los grumos de hemorroides internas usando un anillo de goma.
- En los casos más graves, se usa una prueba Doppler especial para medir la arteria que suministra el bulto y suturarlo sin dolor.
- Intervenciones quirúrgicas.
Trastornos proctológicos y tratamientos propuestos:
Los trastornos más comunes del canal anal son las hemorroides y las fisuras anales.
Hemorroides:
Aunque es una afección común, no debe descuidarse.
La enfermedad afecta principalmente a aquellos que realizan trabajos que requieren de esfuerzos físicos intensos, personas que sufren de estreñimiento crónico, mujeres embarazadas, personas que mantienen un estilo de vida sedentario.
La enfermedad hemorroidal incluye todas aquellas manifestaciones clínicas de cambios patológicos de hemorroides como: sangrado, nódulos hemorroidales prolapsados, trombosis de nódulos internos, externos, entre otros.
Las hemorroides se manifiestan por una hemorragia de diferente intensidad durante el acto de la defecación y por el prolapso de las hemorroides internas.
Las hemorroides pueden presentarse como una afección aguda o crónica, se pueden detectar hemorroides internas y externas, dependiendo del elemento dominante, y existen hemorroides combinadas.
Hemorroides agudas:
Por hemorroides agudas se conoce la trombosis de las hemorroides, que se manifiesta por el agrandamiento, hinchazón de las hemorroides y dolor en el ano, a menudo muy intenso.
Existen tres grados de severidad en las hemorroides agudas:
- Grado I: Se caracteriza por una trombosis de las hemorroides, sin presencia de inflamaciones de la membrana mucosa y de la piel perianal.
- Grado II: Se caracteriza por la trombosis de hemorroides con inflamación de la membrana mucosa.
- Grado III: Se caracteriza a la trombosis con transición a la inflamación de la membrana mucosa y la piel perianal.
Si el paciente se dirige a un especialista a tiempo y con un tratamiento adecuado, esta dolencia se puede resolver en un lapso de 4 a 6 días.
Los cambios necróticos del tejido perianal pueden desarrollarse en casos severos, con la aparición de un absceso en el área perianal.
Hemorroides crónicas:
Las principales manifestaciones son la presencia de un sangrado episódico, especialmente cuando se defeca.
El sangrado es generalmente el primer signo de la enfermedad, el prolapso de hemorroides ocurre en los próximos 5 a 8 años.
Al principio, el paciente puede reducirlo fácilmente con una simple contracción de los músculos anales, posteriormente, el tono muscular disminuye y los nódulos requieren una reducción manual.
Los grados que se observan en las hemorroides crónicas son:
- Grado I: Presencia de sangrado anal sin el prolapso de las hemorroides.
- Grado II: Presencia de prolapso reducido de hemorroides en el canal anal con aparición o no de hemorragias.
- Grado III: Presencia de prolapso de hemorroides con necesidades periódicas de reducción manual en el canal anal, con aparición o no de hemorragias.
- Grado IV: Presencia de prolapso permanente de hemorroides conjuntamente con las membranas mucosas del recto, con la incapacidad para reposicionarlas en el canal anal de forma manual con aparición o no de hemorragias.
Dependiendo de las características individuales que presente el paciente y el grado de la condición sea I, II, III o IV, el proctólogo elegirá el método de tratamiento más apropiado:
- Tratamiento conservador: Se basa en la prescripción de una dieta, limitación de las actividades físicas y prescripción de medicamentos para reducir el edema, y lograr la normalización de la microcirculación en el plexo hemorroidal, con un alivio del dolor.
- Tratamiento mínimamente invasivo: A través de la utilización de una ligadura de hemorroides internas con anillos de látex. Este procedimiento se realiza de forma ambulatoria, no requiere de la aplicación de anestesia y los costos son mínimos.
- Tratamiento quirúrgico: Esta es una cirugía de tipo ambulatorio, se aplica en los casos de trombosis de hemorroides externas y se realiza con anestesia local. En este caso, se lleva a cabo la eliminación aislada de las masas trombóticas, así como también la escisión de todo el nodo trombosado.
La fisura anal:
La fisura anal es una enfermedad común, mucho más común en las mujeres, y se convierte en un deterioro de la mucosa anal.
Después de las 3 a 4 semanas de la formación de la fisura anal aguda y en ausencia de tratamiento apropiado, se vuelve crónica.
Visualmente, la fisura anal crónica difiere de la aguda, por el engrosamiento de los márgenes de la fisura, la presencia de tejido cicatricial rugoso y en la porción distal se forma un «pólipo guardián».
El dolor en los pacientes con fisuras anales crónicas generalmente ocurre después de la defecación, este dolor es menos intenso que en las fisuras anales agudas o incluso ausentes.
Tratamiento de la fisura anal:
En el tratamiento de las fisuras anales crónicas se utilizan tanto las técnicas mínimamente invasivas como la cirugía.
El tratamiento farmacológico en estos casos es ineficaz, pero el cumplimiento dietético es obligatorio.
Se recomiendan los enemas, los baños de asiento y los supositorios con Belladona.
Es esencial la visita a un proctólogo a tiempo, ya que el tratamiento es mínimamente invasivo, el tratamiento no quirúrgico de las fisuras es muy eficiente.
Cuando se presentan los síntomas de las fisuras anales es necesario excluir las fisuras anales secundarias en caso de tuberculosis, sífilis, cáncer de recto, entre otros, para realizar un correcto diagnóstico diferencial.
Para estas y otras condiciones proctológicas encontradas en las investigaciones, el proctólogo indicará un método de tratamiento individual, dependiendo de las condiciones del paciente.
Examen patológico:
Este examen incluye un tacto rectal o examen rectal digital, un examen instrumental del conducto anal y de la mucosa rectal a través del proctoscopio.
Este examen se realiza en posición fisiológica acostado de lado o en la espalda, en algunos casos, posición de rodillas y codos.
Para realizar el examen es necesaria una preparación completa del intestino, con la aplicación en un intervalo de 30 minutos, de dos enemas de limpieza o supositorios laxantes, cuatro horas antes de la realización del examen.
En caso de que el paciente presente un dolor severo y otros síntomas graves, será necesario un examen urgente que evitará complicaciones tempranas y el desarrollo de enfermedades graves en esta área, incluido el desarrollo de enfermedades oncológicas.
Procedimiento de preparación para la cirugía
Dentro de los 34 días previos a la realización de la cirugía, la piel que se encuentra en la región del perineo, las nalgas y los muslos debe limpiarse diariamente con una solución de Betadine.
El día antes de la cirugía, se debe retirar el vello púbico, el vello del perineo, el vello de las nalgas y los muslos.
El día antes de la cirugía, al paciente se le administrará un laxante.
También en la víspera de la cirugía se realizan dos enemas de limpieza y en la mañana de la cirugía, al menos 1 a 1,5 horas antes, se realiza un enema de limpieza más.
El paciente se mantendrá en ayuno desde la noche del día anterior a la cirugía.